Las viví como si fueran las votaciones del Festival de Eurovisión. Al principio pensé que los míos iban a quedar requetebién –llegaron a contar con 98 escaños– pero al final se tuvieron que contentar con 90. Lo que siempre me pasa con el Festival: que me voy a la cama con cierto sabor a decepción. Pero vamos, ni tan mal. Lo daban por muerto y parece que a Pedro Sánchez todavía le queda vida. Ferreras en La Sexta parecía que disfrutaba recalcando que había sido el peor resultado del PSOE en toda su historia. Hombre, tampoco antes existía Podemos, se olvidó de decir. Albert Rivera, el gran perdedor, nos lanzó un discurso que daba un poco de miedito. Me quedo con una de sus frases: “Somos gente normal haciendo cosas extraordinarias”. Sus seguidores cantaban: “España, unida, jamás será vencida” y “Yo soy español, español, español”. Esta última frase también fue coreada en Génova por los fieles al PP ante la triste y reconcentrada mirada de Esperanza Aguirre. Entre nosotros: creo que Aguirre, para sus adentros, estaba muy feliz por la agridulce victoria de Rajoy. Entre nosotros también: si podéis, rescatad la postura de Marta Rivera de la Cruz (Ciudadanos) sobre los toros. Circula por las redes. Madre de Dios. Madre de Dios. Madre de Dios. Y así, hasta el infinito y más allá.