3 de marzo de 2021, 09:18
La revisión del ictus sale bien y salgo a celebrarlo
El jueves por la mañana me hacen una resonancia por lo del ictus. No soy especialmente quejica con las pruebas médicas. De hecho, las tolero con donaire. Creo que mi querencia por los tratamientos estéticos –pinchazos en la cara, extracciones de sangre, máquinas que hacen un dolor que te cagas...– me ha ayudado a superar con tranquilidad todo lo que huela a hospital. Pero tengo que reconocer que el jueves lo pasé regular porque la resonancia fue más larga de lo que yo recordaba –luego me dijeron que añadieron una secuencia más– y encima tuve que hacérmela con mascarilla.
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A revisión
A punto estuve de patalear para que me sacaran de la máquina; cómo entendí a la gente que lo pasa tan rematadamente mal por culpa de la claustrofobia.
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A. Garófano
Muchos pensamientos
Mientras estaba haciéndome la prueba empecé a darle vueltas a la cabeza: “¿Y si ahora me descubren un tumor y me dicen que hasta aquí lo que se daba?”. Y fue entonces cuando me relajé y eché cuentas del tiempo que per- demos dedicándoselo a pensamientos absurdos. A hacer planes. A fantasear con el futuro.
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Mediaset
¡A celebrarlo!
Me centré en el aquí y ahora, en el desayuno que me iba a meter entre pecho y espalda con P. Y así fue. Como me dijeron que no habían visto nada extraño en la cabeza, decidí celebrarlo. Y me pedí un sándwich mixto, un cruasán multicereales, una palmera de chocolate y dos cafés americanos. El cruasán y la palmera la compartí con P., pero a cambio le robé medio mollete de jamón ibérico.
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Garófano
Nuevos planes
Volví a casa pensando en Dani y en Michael, los dos pretendientes de ‘MYHYV’ que más me gustan, y me puse a imaginar cómo sería una siesta con ellos –por separado–. Y el caso es que me encantó, oye.
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