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Cumple años la Campos y decide compartir su alegría con todo el mundo organizando una fiesta en su casa. Me invitó pero no pude ir porque me tocaba presentar ‘Supervivientes’. Soy poco amigo de fiestas pero a esta me dio rabia no ir porque cuando la Campos está alegre deja en bragas a unas castañuelas. A mí ella me sigue haciendo mucha gracia, sobre todo cuando se rebota por boberías. Antes me impactaba verla cabreada, me recordaba a esos momentos en los que tu padre se enfadaba contigo y te echaba una bronca que te dejaba temblando medio mes. Cuando la conoces te das cuenta de que lo suyo es como las tormentas de verano: te puede caer un chaparrón y a los cinco minutos te estás descojonando con ella. No pude ir a su fiesta, digo, aunque me hubiera gustado. Sobre todo porque cuando organiza algo le pone mucho empeño para que sus invitados se lo pasen bien. Es muy buena anfitriona: divertida y muy generosa. Me gustó mucho que invitara a la plana mayor de los colaboradores de ‘Sálvame’. Ella, que alterna con financieros y duquesas, hace pandi con los del programa y no solo no se avergüenza de ellos sino que además los deja entrar en su casa. Al día siguiente todos estaban encantados y yo muerto de envidia. Hubo alguno que se retiró pasadas las cuatro de la madrugada.