Cosas que suceden en un ‘Deluxe’: que a un invitado lo reciban de uñas y que al final de la entrevista lo quieran abrazar porque les produce compasión. Eso le sucedió a Makoke el sábado. Makoke no cae bien y ella lo sabe. ¿Por qué? Quizás porque no se atreve a mostrar sus sentimientos en público y se convierte en un ser hermético o porque recibe parte de las hostias que no se atreven a darle a Matamoros. El caso es que se produjo algo curioso: Kiko tuvo una intervención discutible y los colaboradores se quedaron a cuadros después de ver cómo trataba a su ex. Makoke se revolvía en el asiento y no paraba de mascullar “qué vergüenza” mientras Matamoros hablaba tres tonos por encima de lo aconsejable y con un lenguaje poco adecuado.

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Pese a que Kiko tiene todos los números para cargármelo sin temor, no sé qué me sucede con él. Me cae bien, le tengo cariño. Quizás porque le veo más vulnerable de lo que se muestra. Más desencantado con la vida. A lo mejor es que se dio cuenta demasiado pronto de que iba en serio. Y el encontrarle tan pronto el truco lo ha convertido en una persona atormentada. No sé cuál es el remedio, pero no creo que el camino que ha escogido sea el más aconsejable. O a lo mejor sí porque está sabiendo perfectamente lo que hace. Matamoros puede ser de todo menos tonto.