No puedo ver el programa de Évole porque me pilla viajando. Así que para saber quién ha ganado el encuentro tengo que hacer caso de lo que se escribe, se habla y se opina. Según todo esto, un pragmático Rivera arrasó a un descolocado Iglesias. He leído que Pablo estaba cansado, que entre su trabajo como eurodiputado, presentador y no sé qué cosas más no le quedaba tiempo para pensar. Vaya. Parece que los de Podemos pueden actuar muy bien como agitadores, pero no tienen pinta de tener el fuste necesario para dirigir un país. Lo más tierno que le he escuchado a Pablo últimamente es que le ha pedido a Pedro Sánchez que facilite su investidura como presidente. Esa candidez, esa ingenuidad, esos ramalazos de ávido lector de ‘El secreto’ provocan que me acerque a él. Dan hasta ganas de acunarlo.