Se habilitó el plató de ‘Supervivientes 2015’ para el encuentro entre los Reyes y los trabajadores de la cadena. Mientras esperábamos iba sonando en bucle esa música tan facilona de la película 'Leyendas de pasión', por lo que el ambiente se fue impregnando de una dulzura no apta para cardiacos. Los compañeros nos entreteníamos haciéndonos selfies sin parar. Me asombró la maestría que tiene Paz Padilla con los móviles. Me lo pasé muy bien con la Campos, Barneda, Quintana y con Raquel Sánchez Silva, por supuesto. Entonces llegaron y todos les aplaudimos. Entre que la música de 'Leyendas de pasión' empezó a sonar más fuerte y todo el mundo aplaudía yo estuve a punto de ponerme a llorar y gritar: “Viva Letizia”, pero me contuve por prudencia. Llegó el momento de los saludos. El Rey me estrechó la mano y me dijo: “Me alegro de verte”, pero creo que esa misma frase se la dijo a todo el mundo. Me acerqué a Letizia y había cola para saludarla. Esperé con la misma ilusión de quien le va a entregar su carta a los Reyes (Magos) pero cuando me vio me regaló dos besos, una sonrisa y un “hasta luego”. Y ya. Al rato vinieron a buscarme para decirme que la Reina quería saludarme. Y ahí ya sí que pasamos un ratito charlando. Me hizo gracia la escena. Letizia es una chica de mi edad que por circunstancias de la vida es Reina y tiene que comportarse como tal. Presta atención a lo que le cuentas, parece que está al tanto de tu vida y pregunta, pregunta sin parar. Como en Navidad voy a estar en un teatro de la Gran Vía de Madrid aproveché para invitarla a que viniera a verme. No me dijo ni que sí ni que no, o sea que yo creo que va a ser más que no. Y le dije que me encantaba cómo lo hacía y que yo la había defendido mucho en mi programa. Respuesta de ella: “Yo no lo veo porque a esa hora estoy acostando a las niñas, pero me lo cuentan”.  Elegante manera de no querer reconocer en público que ve ‘Sálvame’ pero que está al cabo de la calle de lo que se dice de ella. Tras el encuentro en el plató de ‘Supervivientes 2015’ los presentadores y directivos almorzamos con ellos en un salón de la cadena. No quisieron tomar el café sentados, prefirieron tomarlo de pie para así poder seguir hablando con nosotros. Yo ya no me acerqué más a ella porque en ese tipo de situaciones no sabes de qué hablar. O sí: de todo pero de nada que le comprometa. Y yo no estoy especialmente dotado para mantener conversaciones en las que no se pueda meter la pata. Al marcharse le pido un selfie, pero con las prisas y los nervios no sé si sale. Ella me dice: “Sí, mira, que sí que lo has hecho, dale a este botón del móvil”. Yo la corto. “No, perdone. No se acerque a mi móvil. Contiene fotografías que una Reina no debería ver”. Me encantó conocerla. Creo que va a ser una gran Reina.