"Es incomprensible que el eje central de una fiesta sea cargarse a un animal de un balazo"

14 de agosto de 2015, 07:00

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Leo en ‘El País’ un artículo sobre esas fiestas de Coria en las que un toro termina abatido por el disparo de una escopeta. Lo llaman tradición. El “matador” que se encarga de acabar con su vida es una celebridad en el pueblo, la gente lo aclama y los críos quieren fotografiarse con él. Poniéndome en lo peor puedo hacer verdaderos esfuerzos por intentar comprender que alguien halle algún tipo de placer matando a un animal. Pero no logro encontrar ningún argumento. Lo que ya me parece del todo incomprensible es que el eje central de una fiesta –en esta caso la de Coria­­– consista en cargarse a un animal de un balazo ante la entregada mirada del vecindario. No tiene ningún tipo de justificación que el gobierno de un país –me da igual del partido que sea– permita que se sigan llevando a cabo semejantes salvajadas. Dejémonos de tonterías: ni tradición, ni cultura popular, ni fiestas con arraigo ni leches en vinagre. Ya recogí la frase de Gandhi en estas páginas pero la rescato de nuevo: “La grandeza de una nación se mide por cómo trata a sus animales”. Visto así, España es una nación deplorable. Atrasada, inculta, vieja, bárbara. Convertir la muerte de un animal en un espectáculo no suma en la educación de nuestros menores. Ya que la gente de mi generación no ha sido capaz de erradicar estas masacres amparándose en el peso de la tradición, pensemos en nuestros menores y ayudémosles a ser mejores personas eliminando cualquier tipo de acto en el que se denigre a un animal.

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