Paso el sábado estornudando de una manera tontísima. El domingo al mediodía, viendo que el asunto marcha por los mismos derroteros, le pido a P. que me acompañe a una farmacia para intentar poner remedio a tanto estornudo. Tras explicarme ante la farmacéutica, su conclusión es clara: alergia a las arizónicas, que polinizan cuando les viene en gana. Ya ha habido varios casos por la zona. Después de recetarme un antihistamínico, P. y yo nos plantamos en la sección de alimentación de unos grandes almacenes. De pronto mi mirada se topa con la de Ana Botella. Me quedo paralizado. Le pido a P. que variemos nuestro recorrido, me da pánico darme de bruces con ella. ¿Terror a que me llame pera? ¿Manzana? ¿Qué le contará después a su marido? La sigo desde la distancia para no cruzarme con ella. Abandonamos la sección de alimentación y nos dirigimos hacia la de las películas. En el camino me encuentro con la cantante Rosana. Vuelvo a desviar la mirada. La admiro tanto que no sabría qué decirle si tuviera que hablar con ella. Le pido a P. que me lleve a casa inmediatamente. Ganas de recluirme en mis cuatro paredes y hartarme de ver películas rodeado de mis perros.