"A mí me da la impresión de que en España nos han robado la sonrisa"

Cuando no voy al gimnasio me tiro a las calles para caminar a buen ritmo durante una hora. Me pongo los cascos, zapatillas deportivas, calcetines que no pegan con las zapatillas, bermudas que no pegan con los calcetines y camiseta que no pegan con las bermudas y, sin duchar, recorro West Hollywood arriba y West Hollywood abajo. Esa es una de las cosas que me gustan de Los Ángeles. Ir por la calle vestido como me da la gana y saber que ninguna Asamblea Fashion va a juzgarme por ir hecho un cuadro. La otra: que la gente sonríe. Te sonríen por la calle, tanto que parece que has ligado. Sonríen cuando coincides con alguien en el ascensor del hotel y sonríen sin cesar los camareros que te atienden en los restaurantes. Y te ponen notitas agradables cuando te traen la cuenta. Y hay mucha gente con perro y los tratan con cariño. A mí me da la impresión de que en España nos han robado la sonrisa. Y de que seguramente ni Pablo Iglesias ni Podemos nos van a ayudar a recuperarla pero sí a ser conscientes de que debemos estar muy atentos para que no continúen machacándonos.