18 de junio de 2019, 10:20
La viuda de José Antonio Reyes comparte su tristeza en su segundo aniversario de boda
La pareja se casó en Utrera el 17 de junio de 2017
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El golpe más duro
Noelia López, viuda del futbolista José Antonio Reyes, publicaba esta imagen del día más feliz de sus vidas, su boda, celebrada en la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, en Utrera, pueblo natal del jugador. Noelia acompañó la foto con un corazón negro.
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La viva imagen de la felicidad
Nada hacía presagiar entonces que su futuro como matrimonio se vería truncado en la mañana del pasado 1 de junio, cuando el coche que conducía José Antonio Reyes se estrelló cuando circulaba desde Almendralejo a Utrera. A consecuencia del impacto y del posterior incendio del vehículo, falleció el futbolista –que fue identificado por sus tatuajes– y un primo de este, de 22 años. Otro primo del jugador sobrevivió al accidente.
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Ocho años juntos
Tres días antes del trágico accidente que conmocionó al mundo del deporte, Noelia felicitaba en redes a su marido por sus ocho años juntos. "Donde no pides nada y te dan todo. Ahí es. Y comprendí que cada quien está donde quiere estar y con quien quiere estar. Felices 8 años mi amor @j.a.reyes10 💖", escribió Noelia, madre de dos niñas, hijas de José Antonio Reyes.
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Un relato estremecedor
Coincidiendo con su segundo aniversario de boda, Noelia compartió las páginas de un libro en el que, tristemente, se sentía reflejada. "Imagínese una pareja joven el día de su boda. La ceremonia ya ha terminado y todos los invitados se arremolinan en la escalinata de la iglesia para una foto. Pero la pareja, en ese preciso instante, no se percata de ello: están ensimismados en ellos mismos, mirándose profundamente a los ojos, a las ventanas del alma, como Shakespeare los llamó".
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"¿Dónde está él ahora? ¿Todavía existe?"
El relato prosigue haciendo un salto en el tiempo de 60 años. "El hombre de la foto ha muerto y la mujer vive sola en un piso donde recibe asistencia". En esa foto "amarillenta y doblada en los bordes... aparece ella, una mujer joven pr aquel entonces, cuando miraba a los ojos de su nuevo esposo, y recuerda en ese momento él era más real para ella que ninguna otra cosa en el mundo. ¿Dónde está él ahora? ¿Todavía existe?".
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"Su esposo ya está en el cielo"
"En días buenos, la mujer sabe que sí: el hombre que tanto amó durante todos estos años no pudo haber desaparecido simplemente cuando su cuerpo murió. Ella sabe –vagamente– lo que la religión tiene que decir al respecto. Su esposo ya está en el cielo". Para Noelia López, nada puede reconfortarla en estos momentos tan duros. Solo el amor de sus hijas y el apoyo de su familia y amigos le proporciona las fuerzas suficientes para seguir adelante.
El dolor por la muerte de José Antonio Reyes es inmenso para su viuda, Noelia López, que aún no se hace a la idea de que su marido ya no esté con ella y sus dos hijas. Ayer lunes, Noelia y José Antonio habrían celebrado por todo lo alto su segundo aniversario de boda, una ceremonia que ponía la guinda a una relación que duraba ya ocho años y de la que habían nacido dos preciosas hijas.
Noelia compartió una foto de ese día, en la que aparecen los recién casados con sus hijas y con el hijo que el futbolista tuvo de una anterior relación. Nada hacía presagiar entonces que su futuro como matrimonio iba a ser tan breve. Un fatal accidente el pasado 1 de junio acabó con la vida de José Antonio Reyes y uno de sus primos, que viajaban junto a otro primo que pudo sobrevivir al fuerte impacto y al posterior incendio del vehículo. La trágica noticia conmocionó a todo el país y, sobre todo, al mundo del deporte, pues Reyes era un hombre muy querido en la profesión.
Para su viuda, que apenas tres días antes del accidente felicitaba a su marido por sus ocho años juntos como pareja, este segundo aniversario de boda no ha podido ser más doloroso. Noelia compartió en sus redes dos páginas de un libro en cuyas líneas se ha visto reflejada. El relato no puede ser más estremecedor.
"Imagínese una pareja joven el día de su boda. La ceremonia ya ha terminado y todos los invitados se arremolinan en la escalinata de la iglesia para una foto. Pero la pareja, en ese preciso instante, no se percata de ello: están ensimismados en ellos mismos, mirándose profundamente a los ojos, a las ventanas del alma, como Shakespeare los llamó". El relato prosigue haciendo un salto en el tiempo de 60 años. "El hombre de la foto ha muerto y la mujer vive sola en un piso donde recibe asistencia". En esa foto "amarillenta y doblada en los bordes... aparece ella, una mujer joven pr aquel entonces, cuando miraba a los ojos de su nuevo esposo, y recuerda en ese momento él era más real para ella que ninguna otra cosa en el mundo. ¿Dónde está él ahora? ¿Todavía existe? En días buenos, la mujer sabe que sí: el hombre que tanto amó durante todos estos años no pudo haber desaparecido simplemente cuando su cuerpo murió. Ella sabe –vagamente– lo que la religión tiene que decir al respecto. Su esposo ya está en el cielo".
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