Tiger Woods vuelve a tener problemas en el amor. El golfista ha roto con la esquiadora Lindsey Vonn, con la que llevaba saliendo tres años.
En 2013, tras el sonado divorcio de Woods en 2010 marcado por las infidelidades que este cometió mientras estaba casado con Elin Nordegren, Lindsey se convirtió en la mujer que logró ilusionarlo tras su ruptura amorosa. Entre ellos parecía que la cosa iba bastante bien; se trataba de una relación tranquila, sin ninguna clase de escándalos y marcada por el apoyo que los dos deportistas se profesaban. La admiración era mutua y era bastante habitual ver a uno en las competiciones del otro y viceversa.
Según los protagonistas, no hay que buscar culpables en esta ruptura. La separación se ha producido por incompatibilidad de agendas y no por terceras personas, como cabría pensar dado el pasado de la estrella del golf. “Tiger y yo hemos decidido de manera mutua terminar nuestra relación. (…) Desafortunadamente los dos llevamos vidas de lo más frenéticas, lo que nos ha llevado a pasar la mayor parte de nuestro tiempo separados”, escribía Lindsey en su cuenta de Facebook, dando el primer paso en reconocer que entre ellos ya no existía nada, salvo una buena amistad.
“Siempre lo admiraré y lo respetaré. Él y su preciosa familia siempre tendrán un lugar muy especial en mi corazón”, decía, recordando no sólo al deportista, sino también a sus hijos, con los que Lindsey había hecho muy buenas migas y con los que guardaba muy buena relación, algo de lo que da buena cuenta Woods en su web, donde también ha querido compartir un mensaje lleno de cariño como el de Vonn: “Ella ha sido increíble con Sam y Charlie”.