Tamara Falcó, nueva encrucijada a solo 40 días de su boda

Tamara Falcó se enfrenta a un nuevo escollo en lo que parece una boda maldita

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foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

Tamara Falcó (41 años) desoye cuando la gente dice que su boda con Íñigo Onieva (36 años) parece gafada. No se lo quiere creer. Los tropiezos se suceden y los sinsabores crecen por todos lados. Un esguince a pocos días de su despedida de soltera, el novio se queda sin trabajo, ella sin vestido de novia… y, ahora, sus amigas le rezan a la virgen para frene el enlace. ¿Pero qué más tiene que hacer la santísima para que no haya ‘sí, quiero’? ¡Si parece que no ha parado de enviarle señales divinas!

Las amigas de Tamara Falcó, descontentas con Íñigo

Cuando en septiembre se produjo la ruptura entre la marquesa de Griñón y su novio, a escasos días de haberse comprometido, las amigas de Tamara se volcaron con ella. Falcó había sido humillada y traicionada. Su chico le había mentido más allá de un nanosegundo en el metaverso. Ella se sentía ultrajada y dolida. Sus más allegadas la arroparon y no la dejaron caer. Hicieron lo que se esperaba de ellas, animarla en cada visita a mamá Preysler, acompañarla al santuario de Lourdes y criticar abiertamente al novio infiel ante la prensa. ¡Estaban defendiendo a su amiga!. Cuando le preguntaban a Casilda Finat, de su círculo más próximo, por un posible perdón, ella contestaba: “No lo sé, eso lo tendrá que decidir ella. Yo espero que no, la verdad”. Era octubre y la herida estaba fresca. También le extrañaba que Onieva estuviera trabajando en su lado más creyente. “No tengo constancia de que fuera muy religioso, pero ojalá que se haya reconvertido. Una buena consecuencia de esto".

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Tamara Falcó, con su grupo de amigas en su despedida de soltera

A los dos meses de aquello, Casilda, al igual que el resto de amigas de Tamara, se tenían que tragar todo lo que habían dicho del ex de Tamy. Su colega le volvía a dar una oportunidad a Íñigo. Así que donde dije digo, digo Diego. A todos nos ha pasado en nuestro grupo de amistades. Y a ellas también. Al ser unas chicas tan religiosas, el perdón lo tienen más que trabajado. Por lo que, al igual que la marquesa le volvía a abrir los brazos, ellas operaban de igual modo. Onieva volvía a ser recibido en el grupo de estas íntimas.

 

La boda de Tamara Falcó, una serie de catastróficas desdichas

Y así nos plantamos en abril, en la noche de la cena de pedida. Con esa mismas amigas que ejercerán de testigos del enlace. Llenando la casa de Isabel Preysler de llamativos ramo de flores. Tamara Falcó felicísima por seguir adelante con sus planes nupciales, esos que fijó en septiembre y que para finales del mes tenía cancelados. Pues no tuvo que cambiar ni uno. Bueno, uno sí, la fecha. Movieron de junio a julio, al ocho concretamente, el gran día. Pero desde que decidieron seguir adelante con la boda, los imprevistos se han sucedido en una serie de desdichas que parecen no tener fin.

 

Que si El Rincón no estaría disponible para la fiesta, que si no tenían iglesia… y, más recientemente, el esguince de Tamara. La marquesa, en una de sus últimas visitas a ‘El Hormiguero’ sufrió una caída que le ha obligado a estar con el pie vendado y a usar muletas. De hecho, su despedida de soltera, a Lisboa, la hizo con la pierna inmovilizada. Fue en esta escapada solo para chicas cuando sucedió lo que parece ser la verdadera anécdota del viaje. Ni hombrecillos que se desnudaban, ni vinos hasta las tantas. Rezos ¡Rezos a la mismísima Virgen de Fátima!

 

Rezos para frenar una boda

El periodista Darío del Alcázar, en ‘Socialité’, desvelaba que las más allegadas de Tamara habrían pedido intercepción divina para acabar con esta boda. “En Fátima, rezaban a escondidas para que no se casase”, pues estas creen que tantas coincidencias no son más que señales que indican que su amiga no debe contraer matrimonio con Onieva. “Iban poniendo velas, de ruta milagrosa”, añadió el periodista, como parte de ese plan celestial para frenar la boda.

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Tras conocer esto, y con el reguero de comentarios que el propio círculo de amistades ha ido lanzando, sin mala intención, pero dejando entrever la desconfianza por el futuro marido de su amiga, a Tamara se le presenta la disyuntiva de su vida. Amigas o amor. Pero ella parece tenerlo claro. Dios mediante, con o sin aprobación de las amigas de Tamara Falcó, todo hace indicar que el ocho de julio, la marquesa se casará con el hombre que ella ha elegido. Por el que sigue apostado a pesar de todos los pesar. Desoyendo lo que le dicen unos y unas. Centrada en escuchar su corazón. Arrojándose al vacío sin saber si habrá una red que la sostenga. No le importa. Ya rezará ella para que se le aparezcan unos ángeles y la eleven si llega el golpe.

 

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