¿Quién es quién en el clan de los Thyssen?

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Pedro Pernía

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Los Thyssen están de moda. En realidad, siempre lo han estado, pero cada vez más. Tras una temporada tumultuosa, con enfados, demandas, querellas y acusaciones mutuas, parece que la paz se ha instalado en el seno de una de las familias más acomodadas del país -y del mundo- y todo son sonrisas y felicidad. Aprovechamos el nacimiento de Kala, la cuarta hija de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, para hacer un repaso por la vida y milagros del clan que más arte ha traído a España. Pero arte del que se cuelga en las paredes y llena los museos, no del que se grita a las folclóricas cuando dan un do de pecho -que también nos encanta-. Prepárense para adentrarse en un mundo de lujo exclusivo, de referencias pictóricas y de polémicas familiares dignas de la mejor de las series de televisión.

 

¿Quiénes son los Thyssen?

 

La fama de los Thyssen proviene de la Alemania de mitad del siglo XIX. Por aquel entonces, el empresario August Thyssen se dedicó a fabricar acero y metales para la industria bélica y empezó a amasar una fortuna. August tuvo dos hijos, Fritz y Heinrich, que siguieron caminos muy distintos. Mientras el primero se relacionó con Hitler, el segundo se trasladó a Reino Unido y posteriormente a Hungría, donde contrajo matrimonio con la baronesa Margit Bornemisza. Fruto de esta relación nació Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, el que en España hemos conocido como el Barón Thyssen. Al poco tiempo, el matrimonio Thyssen-Bornemisza se separó, contrayendo el padre segundas nupcias con Maud Feller, que le animó a invertir parte de su fortuna en obras de arte. La familia se instaló en Holanda, hasta que los nazis invadieron el país y se trasladaron a Suiza. Con a penas 23 años, Hans Heinrich -Heini para la familia- tomó el control de las empresas de su padre y se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo. El resto, como saben, es historia.

 

¿Por qué son famosos?

 

Heini Thyssen-Bornemisza se casó cinco veces, la última con una ex Miss España y actriz del destape, llamada Carmen Cervera. Tita, como la ha conocido la prensa, era ya una auténtica celebridad en España, tanto por su breve paso por el cine -participó en siete películas-, como, sobre todo, por sus matrimonios con el actor Lex Barker -el mítico Tarzán- y el polémico Espartaco Santoni -cuyo matrimonio acabó siendo declarado nulo por bigamia del empresario-. En 1981, conoció al barón Thyssen en un viaje y empezaron una relación, cuando éste todavía no se había divorciado de su última mujer. Tita, por su parte, había tenido un hijo con el publicista Manuel Segura, aunque no desveló la identidad del padre hasta 2009. Tita y Heini se casaron en 1985 y éste reconoció a Borja como hijo propio y le dio sus apellidos. Llegaba a España una de las mayores fortunas del mundo y uno de las sagas más cotizadas. ¿Cómo no se iban a convertir en la comidilla de todas las reuniones sociales?

 

¿Qué miembros componen el clan?

 

La saga de los Thyssen está siempre en constante movimiento. En cuanto nos despistamos, hay un nuevo miembro del que nos tenemos que aprender su nombre, su biografía y sus futuras implicaciones. Pero vayamos punto por punto y repasemos los que nos tocan más de cerca, que el barón, antes de llegar a España tuvo cuatro mujeres y cuatro hijos más.

 

Carmen Cervera, la baronesa. Tita es toda una institución. Desde su afán por convertirse en la mayor coleccionista de arte del mundo hasta sus reivindicaciones para no cortaran los árboles del Paseo del Prado -¡no a la tala!- y su mítico peinado que no deja indiferente a nadie, todo lo que toca la baronesa se convierte en oro. Sus rifirrafes con su hijo Borja, sus desplantes a su nuera y sus declaraciones incendiarias nos han animado los últimos años de la crónica social. Ahora parece que vuelve la tranquilidad a su vida, pero como en todo lo que rodea a los Thyssen, no se puede dar nada por seguro. Ay, Tita, la que te espera...

 

Borja Thyssen, el heredero. La transformación física de Borja Thyssen a lo largo de estos años ha sido espectacular. De adolescente tímido y un poco desgarbado pasó a convertirse en el terror de los gimnasios y ahora luce un aspecto de lo más hipster. Barbaza, camisas de cuadros, botas, gafas de sol y gorrito. Perfecto para cualquier campaña publicitaria de ropa. Pero Borja está más preocupado por su futuro y el de sus ya cuatro hijos. Menos mal que se ha reconciliado con su madre, que para atender a tanto niño va a tener que echar mano de más de una abuela.

 

Blanca Cuesta, la nuera pintora. Con Blanca llegó el escándalo a los Thyssen. La estudiante de enfermería con aspiraciones de modelo nunca pensó que acabaría protagonizando portadas de revistas, pero de la crónica social. Blanca entró con buen pie en la familia Thyssen pero, poco a poco, se le fue torciendo la cosa. Su suegra le declaró la guerra, los medios la calificaron de mujer fatal y Borja salió a defenderla a capa y espada. Con el tiempo ha demostrado que su amor es inquebrantable y que, a este ritmo de embarazos, podrá fundar su propio equipo de fútbol. Además, ha dejado la moda para ejercer de pintora impresionista.

 

Sacha Thyssen Cuesta, el primogénito. El primer hijo de Borja y Blanca fue una bendición, hasta que a la abuela de la criatura le dio por empezar a pedir pruebas de embrazado para determinar si era verdaderamente un Thyssen. Al final, la ciencia le dio la razón a Blanca y Tita tuvo que retroceder. No obstante, fue el principio de una serie de desencuentros que acabaron en los tribunales. Y por si se lo preguntan, Sacha es Alejandro en ruso, que, a su vez, es el segundo nombre de Borja.

 

Eric y Enzo Thyssen Cuesta, los desconocidos. Dos años después del nacimiento de Sacha, llegó el pequeño Eric, y dos años después, Enzo, el tercer hijo de Borja y Blanca. Los pobres nacieron ya en mitad de la polémica entre Borja y Tita y pasaron muy desapercibidos. La abuela declaró que no había podido ir a conocerles y los padres dijeron que no habían puesto ningún impedimento. Al final, los más perjudicados, los propios niños que se quedaron sin una familia normal. Menos mal que ahora las cosas parece que hayan cambiando.

 

Kala Thyssen Cuesta, la recién nacida. Blanca y Borja no han parado hasta tener una niña -no sabemos si ahora piensan plantarse o todavía les quedan ganas para un quinto-. Kala ha conseguido lo que nadie esperaba, que su padre y su abuela se reconciliasen. Tita acudió al hospital a ver a la recién nacida y le regaló un oso gigante de peluche. Vayan aprendiéndose su nombre, porque dentro de unos años será toda una it-girl.

 

María del Carmen y Guadalupe Sabina Thyssen-Bornemisza, las hijas por sorpresa. Cuando nadie lo esperaba, Carmen Cervera decidió ser madre de nuevo. No por vía natural, claro, sino adoptando a las pequeñas María del Carmen y Guadalupe Sabina. Las niñas nacieron en Estados Unidos y llegaron a España cuando tenían pocos días de vida -y, como todo en los Thyssen, rodeadas de polémicas-. Tita está encantada con esta segunda maternidad y posa feliz y sonriente con sus pequeñas.

 

Manuel Segura, el padre en la sombra. La identidad del padre de Borja permaneció oculta durante mucho tiempo, hasta que Tita decidió desvelar que se trataba del publicista Manuel Segura. A partir de ese momento, se ha convertido en el portavoz no oficial de la familia y mediador entre Tita y Borja -dicen que ha sido fundamental en la reconciliación de madre e hijo-. Si quieren saber algo de los Thyssen, pregúntenle a él. Lo sabe todo.

 

¿Cuál es nuestro favorito?

 

¿Cómo no enamorarse de Tita? Cada una de sus apariciones, cada uno de sus posados, cada una de sus entrevistas es una maravilla. La baronesa combina la seguridad y la timidez a la perfección, se codea con las altas esferas y se mezcla con el pueblo llano, posee una de las mayores fortunas del mundo y se queja de falta de liquidez. Pura contradicción. Pero además, Tita estuvo casada con Tarzán, fue Miss España y participó en Miss Mundo, estuvo en Hollywood conversando con Marilyn, hizo sus pinitos como actriz sin demasiada ropa encima y ha sido portada de todas las revistas posibles -en Lecturas hemos documentado toda su vida-. A Tita, como a la desaparecida Duquesa de Alba, hay que quererla sin condiciones.

 

 

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