La vida de Raquel Sanchez Silva se centra ahora en “trabajar, trabajar y trabajar” tras estos últimos meses en los que, tras el fallecimiento de su marido, ha estado retirada de las cámaras.

Su regreso a la televisión será con 'La incubadora', la nueva apuesta de Cuatro para la noche de los lunes, un programa de coach para emprendedores, gente con ideas a la que para poner en marcha su empresa le hace falta o financiación o asesoramiento, que se estrenará la próxima semana. Su segundo proyecto, también en Cuatro, será 'Deja sitio para el postre'.

¿Tenías ganas de volver a televisión?
¡Muchas muchas mucha! Lo dije hace meses, que quería trabajar y trabajar y trabajar. Que quería ponerme en activo ya. Y de tanto pedirlo, por fin me han hecho caso, y por partida doble.

¿Ves el trabajo como un refugio?
De los siete días de la semana trabajaría ocho. Pero no, no es que sea un refugio, es que es lo que más feliz me hace. Es mi felicidad, mi lugar y lo que queiro vivir intensamente los próximos y los muchos meses que vengan.

¿Estas mejor? ¿Ha cambiado algo en ti?
Sólo la sonrisa. Estoy dedicada a tope a sonreír mucho porque la sonrisa también se entrena y la tele en mi caso es entrenar sonrisa todo el rato.

¿No siquiera por 'Supervivientes'?
No tengo confirmación de que vaya a haber 'Supervivientes'.... Desde que terminó en 2011 ya dije entonces, como Jorge Javier, que nos encantaría volver, pero mientras sólo sea un proyecto yo aún no sé nada. Ahora, siempre seria un sueño volver a hacer el programa.

Porque tú has hecho de todo... ¿Que programa sería la horma de tu zapato?
Ya me lo han preguntado, qué programa soñarías hacer... De verdad que menos mal que nunca lo he respondido porque me habría equivocado. Hay gente que piensa de manera objetiva, tu no ellos, y los saben lo que tienes que presentar. Si yo hubiera hecho todo lo que me hubiera parecido en la tele, ahora no estaría aquí. Estaría en casa, seguro.

¿Pero alguna vez has estado sin trabajo?
Claro que he estado en el paro. Tres veces, dos de larga temporada. Siete meses, que a lo mejor hoy parece poco, pero entonces no había tanto desempleo y a mi me parecía un mundo. Y lo pasé fatal. Me tuve que ir de Madrid porque no podía. Fue un momento duro y me tuve que ir a casa de mis padres. Regresar fue muy complejo porque no tenía apoyos ni conocía a demasiada gente, pero al final salió trabajo.

Eso ya te pilla lejos...
Qué dices. Claro que se puede repetir. Está es una profesión en la que todos sabemos que hay momentos de parones, momentos en que estás trabajando mucho y momentos en que no haces nada y estás en casa desesperada. Por supuesto que esto es caduco e inestable, de hoy para mañana. Hay que aprovechar las rachas.

¿Por eso tú también eres emprendedora?
Estoy en un proyecto como emprendedora porque una amiga mía arrancó un día vendiendo cuatro bicis vintage y hoy se ha convertido en el Mercado de Motores de Madrid. Ella creyó en su sueño y todos sus amigos nos hemos visto inspirados por ella aunque yo de manera modesta. Lo mío es un negocio de telas, de textil para el hogar, y me estoy metiendo unos golpes en algunos momentos que no veas. De hecho, todo lo que pensé que iba a pasar no ha pasado y sin embargo han pasado otras cosas buenas que yo no esperaba. Estoy un poco despistada, pero feliz.

¿Diseñas tu?
No, yo estoy un poco más en la parte de la producción y de sacarlo adelante.

Se te ve muy entusiasmada...

Es que me encanta. Me apasiona este trabajo. Vivo las cosas profesionales con tanta intensidad porque se convierten en experiencias vitales para mi. En eso, soy una suertuda.