Es uno de nuestros personajes favoritos. ¿Quién puede resistirse a quedarse prendado de Coque? Es la mezcla perfecta entre ternura y diversión, magistralmente interpretado por el actor Nacho Guerreros. Pero no todo en la vida va a ser comedia. Además de entregarse en cuerpo y alma a la serie, ahora Guerreros ha decidido dar un importante paso que, estamos convencidos, va a reportarle muchas alegrías. Por mucho que tenga que convertirse en un 'juguete roto'...

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Once años lleva Nacho Guerreros interpretando a Coque en La que se avecina. Once años en los que el personaje ha ido evolucionando -que se lo digan a la Chusa- y convirtiéndose en uno de los más queridos por el público. Un reconocimiento que Guerreros puede notar cada vez que comparte una imagen en sus redes sociales o lee alguno de los mensajes que dejan los espectadores tras ver la serie. Les encanta, no es para menos. Coque es uno de los puntales de la serie.

Lo que no imaginamos los que nos divertimos viendo cada capítulo en el sofá es el trabajazo que conlleva continuar tanto tiempo en la piel de otro. Más de una década ligado a un mismo personaje no debe ser tarea fácil. ¡Cuántas ganas de cambiar! Eso es lo que, suponemos, ha pensado Guerreros tras aceptar su nuevo reto profesional. Uno que le llevará muy lejos del registro al que nos ha acostumbrado pero que, seguro, no nos dejará indiferentes.

El actor ha dado el salto de la pantalla al escenario gracias a la obra Juguetes rotos, producida por él mismo y protagonizada junto a Kike Guaza. Un drama donde dará vida a Mario, un trabajador de oficina que recibirá una llamada que le cambiará la vida. La cosa promete. Por el momento, Guerrero estrena en el Teatro Español, en Madrid, y lo combinará con su trabajo habitual en LQSA -¡qué no se asuste nadie!-.

Guerreros saltaba a la actualidad recientemente, además de por su trayectoria profesional, por su experiencia con la Lotería. Sí, los padres del actor fueron agraciados con el Gordo en la Navidad del año 2002 y gracias a eso pudo cumplir su sueño de dedicarse a la interpretación. Está claro que la suerte ayuda, pero sin trabajo constante, no sirve para nada.