Su seductora sonrisa, capaz de meterse en el bolsillo a quien se le acerque, esconde a un chico extremadamente tímido, al que avergüenza hablar de su vida privada. Miguel Ángel Silvestre fue el encargado ayer de poner en marcha el encendido de las luces navideñas en Barcelona. "No me cuesta reconocer que soy feliz", confesaba, sin poder evitar sonrojarse cuando le preguntábamos por su relación con Blanca Suárez. Tradicional y hogareño, Miguel Ángel solo piensa ya en volver a Castellón para celebrar, como cada año, las Navidades en familia, con sus padres, su hermana y su sobrino y disfrutar de la que, para él, es la mejor época del año.

 

Miguel Ángel, ¿te gusta la Navidad?

Me encanta el momento de prepararlo todo y encender árbol de Navidad que pones en casa. Como muchas familias, tengo mucha familia que trabaja fuera y en Navidad todos volvemos a Castellón y todos pasamos la Nochebuena en mi casa y la Navidad en casa de alguna de las hermanas de mi madre.

Vaya, que mantenéis la tradición…

Sí, somos muy tradicionales y, como tradición, mi abuela, que en paz descanse, hacía una paella con pelotas de carne y piñones. Es una receta especial y se reúnen mi madre y mis tías para hacerla. Mi abuelo trabajaba la tierra y tiene una especie de casita donde guardaba todas las herramientas que con el tiempo hemos ido arreglando entre todos y en Navidad, si hace bueno, vamos todos allí y cocinamos la paella con leña de naranjo con las pelotas ya hechas días antes.

¡Estás muy puesto en la cocina!

A mí la cocina me gusta mucho, pero sobre todo en mi casa hay mucha tradición de paella los domingos, es el día de paella y de sangría. Me gusta cocinar y la tradición de los domingos es algo que me gustaría mantener.

¿Cómo lleva tu sobrino que seas un actor famoso?

Bueno, mi sobrino es muy pequeño y es fan de Bob Esponja, así que, o me disfrazo de él estas Navidades (que tengo muchas papeletas) o no puedo competir contra Patricio y Bob Esponja.

¿Te gustan los niños?

Sí, me viene de familia y supongo que habrá tendencia, pero ahora mismo no me lo planteo.

¿Tienes algún otro plan para las Navidades?

No, solo estar con la familia. Como todo el año estoy fuera, las Navidades son sagradas.

A punto de estrenar ‘Galerías Velvet, ¿verdad?

Está terminada la primera temporada, que seguramente se estrenará a finales de enero. Estoy muy contento, es una historia de amor muy sincera. Tiene toques de drama, porque el amor no es fácil de conseguir. Con esos guiones, ni me lo pensé, hay unos valores en la serie muy chulos.

¿Cómo es Alberto, tu personaje en la serie?

Es una persona muy valiente, muy naïf en el amor, lo vive como Romeo y Julieta y está dispuesto a todo por el amor, pero de repente le aparecen muchas dudas. La sociedad en el año 45 que se lo pone muy difícil porque las clases sociales están muy marcadas y no se puede salir de ello. Pero yo creo que, por el amor, todo.

¿En qué te pareces a él?

Es un tipo con mucha ilusión y muy flipado. Pero flipado con ilusión, que sueña con algo y lo persigue y lo persigue por imposible que sea. Quizas en eso tengo algo parecido.

¿Qué tal es trabajar con Paula?

Ha sido una experiencia muy buena. Yo no la conocía y me llamó la atención lo feliz que es. Sea la hora que sea llega siempre de muy buen humor a trabajar. Es muy buena compañera, también es muy exigente y le gusta ensayar. Tengo mucha suerte porque estamos contando una historia de amor y ella está siendo muy generosa y es un gustazo trabajar con una compañera así. Es una mujer feliz, eso es lo que desprende.

¿Tú también eres feliz?

¡Sí! ¿Tú qué ves? A veces soy un poco intenso de más. Tiendo a feliz, pero días de nubarrones, también tengo.

¿En qué medida has llegado a conquistar a Blanca por el estómago?

(Risas) Yo en la cocina soy un filón, tengo platos estrella, como la pasta con mascarpone y salmón… ¡Y con una paella te levanto el domingo!

A Blanca le gusta el cordero que hace su madre…

¿Sí? Pues el cordero no lo manejo yo…

¿Recuerdas la primera cena que le hiciste?

(Risas) Nos estamos poniendo muy personales, ¿eh?

¿Por qué nos cuesta tanto reconocer que estamos felices y enamorados?

A mí no me cuesta reconocer que soy feliz, pero el tema del amor me da mucho pudor y me gusta quedármelo para mí y dejarlo en casita. Yo me siento muy afortunado por la posibilidad de estar trabajando en un momento tan complicado que Dios quiera que se enderece de una vez. Me siento en situación de privilegio y en la obligación de dar el máximo, porque hoy tienes y mañana no. Y ahora mismo las Navidades son una motivación a corto plazo, porque hace mucho que no veo a mi familia.

En la paella de Castellón… ¿estará Blanca?

(Risas) ¡Me estáis acorralando!

¿Has felicitado a Amaia Salamanca?

La vi hace poco y estoy muy contento por mi compi.

Tienes casi un sobrino, ¿no?

Estaría bien, eso.