La cara que hoy le veíamos a Maite Zaldívar y la que lucía hacía seis días no tenían nada que ver. El viernes pasado todo eran sonrisas, gestos de alegría y de agradecimiento. Hoy estaba seria, preocupada, con el ánimo bajo. Volvía a la prisión en la que ha estado recluida los últimos 15 meses, sin poder pisar la calle. El panorama no era como para estar riéndose.

Veíamos a una Maite que llegaba de su casa marbellí, acompañada de sus hijas y su pareja, Fernando, las mismas personas que estuvieron ahí para ella cuando recibió su primer permiso, un permiso que se ha hecho de rogar. Lo que más miedo le daría a la exmujer de Julián Muñoz es que la próxima vez que pueda estar en su casa con los suyos vaya a ser dentro de tantos meses como los que ha pasado sin poder disfrutar de estos 6 días que Isabel Pantoja ya disfrutó a principios de verano y que ella venía reclamando desde agosto.

En estos días libres fuera de la cárcel habrá podido estar con sus hijas, sus nietos y disfrutar de la intimidad con su pareja. El viernes, cuando salió de Alhaurín de la Torre, la esperaban en su chalet algunos amigos que quisieron celebrar con ella ese primer permiso. Fue una fiesta llena de alegría, que seguro que le vendrá muy bien recordarla cuando esté de vuelta en su rutina carcelaria, a la que según dicen, se ha adaptado de manera fabulosa. Maite ya tiene amigas en la prisión, no se niega a hacer ninguna actividad y esto ha facilitado que su integración sea total y absoluta.

Zaldívar fue condenada a dos años de pena y a pagar una multa de 1.8 millones de euros, como su abogado dijo que su cliente no podía pagar tal cantidad, se le sumaron seis meses más de condena, por lo que el tercer grado le llegará más tarde que a otros imputados, como Isabel Pantoja, que lleva pidiendo el tercer grado desde hace algunos meses, pero se le está resistiendo.

maite zaldivar vuelve a prision tras su primer permiso