Isabel Preysler recibe, en su enfrentamiento con Vargas Llosa, el apoyo que menos imaginó, el de su ex Julio Iglesias

“Siempre tendrá mi apoyo y mi cariño”. Julio Iglesias (79 años) se vuelca con Isabel Preysler (73 años) en uno de sus momentos más críticos, tras su ruptura con Mario Vargas Llosa (86 años). El que vive en Miami quiere demostrar a la madre de sus hijos mayores que está ahí para ella y que cuenta con todo su respeto. Por si fuera poco, denuncia la manera en la que su primera ex mujer está siendo vilipendiada por parte de la familia del Premio Nobel.

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Julio Iglesias no soporta la manera en la que Isabel Preysler está siendo tratada por toda la tribu Vargas Llosa. “Es profundamente injusto cómo se están comportando con ella”, dice a la revista Hola. El cantante, que desde hace años vive instalado en Estados Unidos con la familia que formó junto a Miranda Rynsburger, quiere demostrar a la mujer con la que se casó en 1971 que le guarda un grandísimo respeto y admiración. Aunque reconoce que “esto no es propio de él”, ha querido hacerlo por ella y sacar la cara por Isabel. “Se lo merece”, cuenta.

Isabel Preysler y Julio Iglesias fueron matrimonio durante 7 años

El matrimonio de Isabel Preysler y Julio Iglesias, una unión marcada por las infidelidades y los secretos

Era 20 de enero de 1971, en Illescas (Toledo). La novia iba vestida con un delicado vestido que disimulaba una incipiente barriguita de embarazada y todos querían ver casarse al ganador del Festival de Benidorm. Preysler tardaría muchos años en reconocer que sí que estaba encinta, pese a haber estado negándolo durante cuarenta años.

Se casaron, quizás, porque era lo que tocaba en la época y así tenía que ser. ¿Que lo hicieron profundamente enamorados? También. Esa no es ninguna mentira. Si no, cómo se explicaría la capacidad infinita de Isabel para perdonar todas y cada una de las infinidades de Julio.

Julio Iglesias e Isabel Preysler se casaron en enero del 1971

Gustaba la historia de Iglesias de muchacho quien, tras un accidente se queda sin carrera deportiva y acaba reconvertido en estrella de la música. Ella era una veinteañera desconocida que no estaba acostumbrada a acaparar todos los titulares (ya tendría tiempo para eso) y cuya decisión de pasar por el altar con un cantante había caído regular en el seno de una familia filipina tan tradicional como la suya. Se casó sin la aprobación de su padre, pero con la ilusión de un futuro junto al hombre con el que formaría una familia.

Tras el nacimiento de Chábeli, que se dijo que era sietemesina para que las fechas coincidieran y no se sospechara de un boda de penalti, vinieron Julio José y Enrique. El matrimonio duró siete años en los que las infidelidades fueron una parte más de la relación. Hasta el punto que Julio Iglesias tenía parejas oficiales en distintos puntos del mundo y daban entrevistas ocupando el cargo de ‘novia’. Fue mientras unos familiares de Preysler viajaban a Argentina, cuando descubrieron estas relaciones, y se lo contaron a Isabel. Tal y como recogió Pilar Eyre, la socialité le dijo: “Julio, tú tuviste que pedirme muchas veces que nos casáramos, pero yo te voy a decir una sola vez que nos separamos”.

El matrimonio se disolvió en 1978 y, además, solicitó la nulidad del mismo. Ella volvería a casarse en dos ocasiones más, una con Carlos Falcó y otra con Miguel Boyer. Con Mario Vargas Llosa se rumoreó en infinidad de veces pero nunca dieron el paso. Ahora hemos sabido que la familia de él jamás vio con buenos ojos a la reina de corazones.

Los feos de la familia Vargas Llosa a Isabel Preysler

Desde que se produjo la ruptura de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, la familia del primero ha puesto sus cartas boca arriba respecto a la dama de corazones. No se dirigen a ella por su nombre sino como “esa mujer”, destacan la figura de Patricia como verdadero amor del Nobel y hacen una continua exhibición de lo unidos que están Mario y Patricia tras la separación de Isabel. Documentan cada reunión y todas las comparten en redes sociales en una exposición permanente de su vida privada; cuando, curiosamente, esto es lo que menos les gustaba a ellos de Preysler, famosa por hablar de sus relaciones en la prensa.

A todos estos feos, hay que sumar los que Mario, en solitario, ha hecho a su ex pareja. Bien a través de sus textos, en los que se rió de manera velada de Tamara Falcó, algo que sentó fatal a Isabel; como en su primera entrevista post ruptura. “La experiencia ha sido magnífica, pero no literaria. La experiencia se vivió y ya está, vuelvo a estar en mi casa, rodeado de mis libros”. Marcando una diferencia entre los universos paralelos de ambos, y dejando patente que ambas realidades son imposible de coexistir.