Está claro que de casta le viene al galgo. De madre modelo, hija modelo. Pero además ocurre en el caso de Lucía Rivera que es idéntica a su progenitora, Blanca Romero. La última sesión de fotos que la adolescente ha hecho pone de manifiesto que es digna descendiente de la top.
Lucía mira a cámara y la devora, de igual modo que también hace su madre. Es su mayor baza. Los dos luceros que tiene por ojos, heredados del lado materno, son uno de sus mayores puntos fuertes. Tan vivos, tan brillantes y tan intensos. Un rasgo que no solo es compartido por las mujeres de la casa, sino también por el benjamín. El hijo menor de Blanca ha heredado este mismo rasgo, aunque él, de momento, las únicas poses que hace es ante el móvil de mamá o de su hermana.
Rivera, que recibió el apellido de Cayetano, con quien su madre se casó cuando ella era solo una niña, trata de abrirse un hueco en el competitivo mundo de la moda. Y no le está yendo nada más. Además de maniquí, tanto de foto como de pasarela, lo compagina con ser ‘influencer’ en las redes sociales. Ahora planea tener su propio canal de YouTube, algo que sus seguidores llevaban tiempo reclamando, pero aún no ha llegado.
La suerte que tiene Lucía es que tiene en casa a la mejor consejera. Nadie mejor que ella para consultar dudas acerca de la profesión, recomendaciones o ensayar miradas. Aunque, a la vista está a ella, lo de ‘seducir a la cámara’ le sale de manera natural.