El actor Fernando Tejero se abrió en cuerpo y alma con su amiga, Cayetana Guillén Cuervo, en el programa 'Cena con mamá'. Mientras paseaban por las calles de su Córdoba natal echó la vista atrás y habló sin tapujos de su infancia y todo lo que sufrió por su condición homosexual: "Era como estar en una cárcel. Una tormenta interior que te la comes tú solo, porque no se lo dije a nadie. Hasta que me fui a Madrid no tuve cojones de decirle a nadie lo que me pasaba".

A pesar de esa lucha interior, recuerda esa etapa con "amor" y siendo un "niño muy querido" aunque el hecho de tener "mucha pluma" provocó el rechazo de sus compañeros, quienes le insultaban y vejaban, una actitud que le llevó a intentar "ocultar" y "escapar" de la homosexualidad. De hecho, tal fue el problema que intentaba forzar su voz al máximo "para demostrar que era un hombre". Este esfuerzo le dañó las cuerdas vocales para siempre y le provocó era característica ronquera con la que hoy le conocemos.

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También tuvo tiempo para hablar de su madre a quien define como una mujer "luchadora y trabajadora" a la que solo recuerda trabajando y confiesa que le hubiese gustado otra vida para ella. El actor se emocionó mucho al hablar del sentimiento de culpa que cree que tienen sus padres por haberle dejado al cuidado de su tía y separarle de sus cinco hermanos, pero le dedicó unas preciosas palabras: "Te dedico mi vida y cada momento de ella".

Finalmente, confesó que eso no se olvida y todavía hoy queda algo de ese miedo. Un terror que resurgió cuando tuvo que disfrazarse de mujer en uno de los capítulos de La que se avecina: "tuve un conflicto conmigo mismo".