Se trata de una de las familias más pudientes de Italia. Los Torlonia, estirpe a la que pertenece Alessandro Lequio, están en guerra. Tras la muerte del príncipe Alessandro Torlonia el pasado año, se ha desatado el conflicto entre sus herederos por la enorme cuantía, principalmente de inmuebles y obras de arte, que deben repartirse. Una lucha encarnizada que no tiene viso de terminar pronto. Claro que la enorme suma que tienen entre manos casi, casi lo merece…

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Álex Lequio

El pasado 28 de diciembre de 2017 fallecía a los 93 años el príncipe Alessandro Torlonia, cabeza de uno de los grandes apellidos italianos. Entre la familia, algunos de los nombres más ilustres de los negocios y la nobleza y también otro muy conocido para nosotros: Alessandro Lequio. El conde y colaborador de televisión ha visto como su familia se encuentra en uno de los momentos más complicados: el reparto de la cuantiosa herencia.

Entre el patrimonio de los Torlonia figuran enclaves tan preciados como el Museo Torlonia, situado en el centro de Roma, y que contiene la mayor colección privada de esculturas de mármol, solo comparable a la que figura en los Museos Vaticanos. Pero no queda ahí todo. Además, de activos bancarios o tierras de cultivo, también el Palacio Torlonia, a pocos metros del Vaticano, o la Villa Delizia Carlona son propiedad de la familia.

Tras el fallecimiento del príncipe, su primogénito, Carlo, se ha enfrentado con sus tres hermanos por el reparto de la herencia. Según su testimonio, estos conspiraron para alejarle de su padre, llegando a manipular documentos. En su propio escrito remitido al juzgado, Carlo asegura que no podía comunicarse con su padre, pues las llamadas eran filtradas por su hermana o por la secretaria del príncipe.

“Solo casualmente supe por la prensa que se había constituido una Fundación Torlonia, en la que ni yo ni mis hijos teníamos ningún papel”, asegura tal y como recoge ABC. Afirmación que contrasta con la otra versión, ofrecida por los hermanos. Según estos, el propio príncipe había declarado ‘indigno’ a su hijo mayor por el trato que dispensaba a la familia. Un conflicto que no ha hecho más que agravar la situación patrimonial. El juzgado ha decidido secuestrar los bienes que constituyen la herencia “para asegurar la conservación íntegra del patrimonio hasta que se adopte una decisión”.