Su belleza no pasó desapercibida. Como el resto de sus compañeras que desfilaba para Angel Schlesser, su imagen se cernía al patronaje minimalista y de líneas puras del diseñador. Cabello recogido, maquillaje casi inexistente y sus curvas tamizadas por lanas, cortes rectos y volúmenes amplios, pero sí, era ella. Rocío Crusset, como quiere llamarse en el mundo de la moda, se subía por primera vez a la pasarela de la MBFW sin que nadie anunciara que la hija de Mariló Montero era esa guapa joven de ojos grandes y oscuros. "Mi madre está orgullosa de verme aquí y muy contenta por el trabajo y la dedicación que estoy poniendo".

La mirada certera de los fotógrafos -y sus objetivos de alcance kilométrico- dieron el chivatazo. “La morenaza, es ésa”. Era difícil errar. Y eso que ni siquiera Rocío se había percatado de que la atención y las carreras de las cámaras y los micros las había suscitado ella. Sorprendida y tímida, la modelo respondió solícita a las preguntas. Eso sí, solo las concernientes a ella y a su incipiente carrera.

¿Es tu primer desfile? ¿Muchos nervios?

Al principio he sentido muchos nervios, pero luego lo he dado todo y se me han quitado todos los nervios en cuanto he pisado la pasarela

Rocío está trabajando para hacerse un nombre en el mundo de la moda, un trabajo que compagina con sus estudios de Derecho y Empresariales, así que desfilar en la Fashion Week Madrid ha sido un sueño hecho realidad y un espaldarazo a su vocación. “Me puse muy contenta cuando me enteré que desfilaba para Ángel Schlesser”, confiesa con sencillez la hija de Carlos Herrera y Mariló quien, según cuenta la joven, “está muy orgullosa de verme. Muy contenta por el trabajo y la dedicación que estoy teniendo”.

Porque esta promesa de 18 años, 1,74 cm de estatura y las medidas perfectas, 90-64-92 a la que le gusta en su vida cotidiana ir "muy casual. Siempre con sudaderas, jerseys grandes, ropa ancha... aunque depende mucho de la ocasión" no quiere que todo quede aquí. Su intención es la de ir cumpliendo metas, Londres, Milán, París, Nueva York y por qué no, el desfile de los desfiles: el de Victoria’s Secret. Eso sí, “despacito y con buena letra” y hasta que llegue ese momento, “me gustaría ir creciendo poco a poco, y seguir trabajando”.

¿Y ser diseñadora algún día?

De momento, me gusta más defender los diseños que hacerlos.