Edmundo sigue 'aislado' en su regreso a España

El último concursante expulsado de 'Supervivientes' ha llegado a Madrid, se ha puesto unos cascos insonorizantes y no ha respondido a ninguna pregunta

21 de junio de 2017, 17:24

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Edmundo Arrocet sigue sin 'concursar' y con la mente aún aislada en la Casita del Árbol. Este miércoles ha aterrizado en el Aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez desde que pusiera fin a su aventura en la gala del pasado jueves de 'Supervivientes'. El concursante, ya fuera por la posible cláusula que le obligaría a guardar silencio hasta la gala de esta semana o porque no tenía ganas de responder a las preguntas incómodas de los periodistas, ha decidido volver a hacer el papel de comentarista radiofónico y hacer mutis por el foro.

Edmundo se ha colocado unos enormes cascos insonorizantes y con un minúsculo dispositivo electrónico iba comentando algo imperceptible para las cámaras y las grabadoras, pero como si la nube de gráficos que le aguardaban no existieran y haciendo que las preguntas de los periodistas se quedaran suspendidas en el aire.

La vuelta de Bigote a España es la que más incógnitas y curiosidad despierta. Su concurso, que ha oscilado entre la falta de acción y los enfrentamientos con sus compañeros, ha sido de lo más comentado. Por no hablar de los hechos externos que han envuelto su participación en 'Supervivientes', como ha sido el ictus de su pareja María Teresa Campos hace prácticamente un mes.

Dado que la veterana presentadora decidía mantenerle al margen de sus problemas de salud durante su estancia en Honduras, cabe saber cuándo se producirá su ansiado encuentro, después de haberse declarado su amor en directo. Al parecer, Teresa, de quien hemos publicado en exclusiva los problemas que sigue teniendo por su mansión de Las Rozas, habría pedido una reencuentro con Edmundo previo a la entrevista de este jueves en el plató de 'Supervivientes'.

El cambio físico del cómico es más que evidente, pero para bien. Mucho más delgado y con una atractiva y poblada barba (que sabemos que a su pareja no le acaba de gustar), se paseaba por los pasillos del aeropuerto escondido bajo unas modernas gafas de sol y muy sonriente. Aunque sin ganas de hablar.

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