Las últimas apariciones de Sarah Ferguson tienen algo en común, las alusiones que de forma indirecta hace a su ex marido el príncipe Andrés. A través de pequeños gestos que no pasan desapercibidos, la duquesa de York aviva los rumores de reconciliación que persiguen a la ex pareja desde que se separó.

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El último de estos gestos ha tenido lugar en una cena. Sarah ha optado para la ocasión por un elegante vestido negro con flecos que ha complementado con unas joyas que no han pasado desapercibidas. Se trata de unos pendientes, un collar y un brazalete que forman un conjunto llamado York Diamond Demi-Paure.

Si algo tienen de especial estas piezas es que se trata del regalo que hicieron a la duquesa de York sus ex suegros con motivo de su boda. La reina Isabel II y Felipe de Edimburgo escogieron para la que fuera su nuera favorita estas joyas y una tiara valoradas en más de medio millón de euros. Sarah las lució en muchos de los actos a los que acudió durante su matrimonio con el padre de sus hijas Eugenia y Beatriz.

Si algo caracteriza a la relación de Sarah y Andrés es que pese a su divorcio siempre han estado unidos. Solo unos días después de su separación pasaron un fin de semana juntos. En estos años también ha habido tiempo para otros romances y para momentos más tensos, entre ellos la no aceptación de algunos miembros de la Familia Real Británica hacia la ex mujer del duque de York.

En el último año han tenido lugar varios hechos que apuntan a una reconciliación. Sarah fue invitada a la boda de Harry y Meghan y desde entonces es habitual en los eventos de la Familia Real Británica. Las carreras de Ascot, la boda de su hija Eugenia o algunas celebraciones familiares han contado con su presencia. Y a esto hay que añadir que actualmente Sarah y Andrés viven en la misma casa.

El pasado junio, durante las carreras de Ascot, hubo un detalle que también llamó la atención entre ellos. Para el evento Sarah escogió un vestido en color amarillo. La flor que el príncipe Andrés llevaba en la solapa era del mismo color. Una coincidencia que va más allá de la casualidad. Desde la Casa Real Británica no hablan de la posible reconciliación. Por su parte Sarah Ferguson asegura, sin dar más detalles, que está bien como está.