Sin duda alguna son tiempos bastante controvertidos y complicados para la Corona noruega. Tras los últimos escándalos protagonizados por Marius Borg, hijo de la princesa Mette-Marit (51 años), que está siendo investigado por unos supuestos casos de violación y abusos contra varias mujeres, ahora llega el momento del príncipe Haakon de Noruega (51 años), heredero al trono, de ser el nuevo protagonista del último escándalo que acaba de salpicar a la familia real del país, cuya popularidad cada vez se ve más perjudicada.
El último escándalo de la familia real noruega
Tal y como aseguran desde el medio ‘Dagbladet’, el príncipe está siendo investigado por el presunto alquiler de una decena de propiedades situadas dentro de la finca real y cedidas por su padre para su uso y disfrute, queriendo saber qué estaría haciendo este con el dinero recibido. El citado medio habría podido examinar los contratos de los inquilinos y algunas claúsulas estarían causando varias dudas. Al parecer, tal y como recogen en ‘ABC’, el poder adquisitivo de Haakon y su esposa “ha aumentado mucho más que el incremento de precios y el crecimiento salarial en otras esferas de la sociedad”.
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"El Príncipe Heredero también posee otras propiedades y ha estado involucrado en el desarrollo, compra, venta y alquiler de propiedades durante muchos años. Cada vez está menos claro a dónde han ido a parar los ingresos procedentes de la venta y el alquiler de las propiedades y cómo se han utilizado. La gestión de las propiedades también se lleva a cabo en parte a través de la empresa unipersonal del Príncipe Heredero, Skaugum Gård", podemos leer en el artículo, que dice que se sabe "muy poco sobre cómo se gasta este dinero".
Los inquilinos no están contentos
Por si esto no fuese suficiente, la gente que vive en estas propiedades relaes no estaría del todo cómoda con el trato recibido. Tal y como cuentan en ‘¡Hola!’, tras su boda, el príncipe recibió la finca de Skaugum, una residencia ubicada en Asker, al suroeste de Oslo y donde nació su padre, el rey Harald. En esta finca encontramos la residencia principal del matrimonio y es donde también se encuentran esas doce propiedades que están siendo investigadas. Primero hubo controversia respecto a si la Casa Real podía tener estos alquileres pero ahora que esto parece haberse regulado han sido los inquilinos los que han mostrado su descontento con las condiciones del príncipe.
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Aunque estos alquileres cubren el mantenimiento de la finca, lo que no tendría que salir de las arcas públicas, estos inquilinos protestan por las responsabilidades de mantenimiento que se les han impuesto: "El inquilino debe mantener, entre otras cosas, la pintura, el papel tapiz, los revestimientos de pisos, las puertas interiores y el interior de las puertas de salida, las chimeneas, las cerraduras y llaves, los fusibles, los cables, las ventanas, los grifos, los interruptores, los enchufes, los equipos de alarma y extinción de incendios y los consumibles similares. El inquilino debe ser responsable del mantenimiento, incluida la instalación de tuberías, incluidos sifones de agua y desagües. En los alquileres amueblados, el mantenimiento de los muebles también está incluido en la obligación de mantenimiento del inquilino".
Así pues, lo único que debería hacer el príncipe es mantener el exterior aunque "el inquilino es responsable de inspeccionar y mantener jardines, suelos y techos".
Tiempos complicados para la familia real
A pesar de esta nueva información, la mayor preocupación de los príncipes está centrada en el caso del hijo mayor de Mette-Marit de Noruega, fruto de una relación anterior, que era acusado el último verano por diferentes exnovias de haber abusado de ellas a nivel físico y psicológico, así como de haberlas amenazado, enfrentándose hasta a seis denuncias diferentes.
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Ese mismo verano se celebraba la boda de la Princesa Marta Luisa de Noruega con el chamán Derek Verret, al que recientemente le acusaban también de una presunta agresión sexual a otro hombre. Se trata de un hombre sueco de 49 años llamado Joakim Boström y era el periódico 'Se og Hør' el encargado de destapar el asunto. La supuesta víctima relata que todo comenzó como una relación de amistad en el año 2015 hasta que Verret comenzó a acosarle y a comportarse de manera inapropiada en una sesión de curación chamánica: “Con el paso del tiempo me pidió que me quitara cada vez más ropa. Luego me dijo que tenía una especie de quiste cerca del pene y me preguntó si podía tocarme allí”.