Parecía que no iba a llegar nunca, pero el final de la travesía de la princesa Leonor (19 años) a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano está a punto de terminar. Es cuestión de días que el navío de la Armada atraque en Nueva York, el último de los destinos de esta larguísima ruta que comenzó en enero y ha llevado a la heredera desde España hasta el otro lado del charco. El próximo 5 de junio acaba todo.
Casi cinco meses ha durado esta desafiante aventura, enmarcada en el segundo año de su formación militar y tras haber pasado los primeros meses del curso en la Escuela Naval de Marín. Un reto sin precedentes en el que ha habido cabida para el esfuerzo, descubrir nuevos lugares, lidiar con las particularidades de vivir en alta mar e incluso alguna polémica. El caso es que, con lo bueno y con lo malo, el verano llega y es momento de que comience una nueva era. Pero, ¿qué balance podemos hacer de todo lo que ha ocurrido? Y lo más importante: ¿Qué se espera de ella de ahora en adelante?
El simbólico final de un viaje con luces y sombras que le ha dado más "presencia propia"
Si bien es cierto que la travesía finalizará para los guardiamarinas el mismo día al llegar a puerto en 'La Gran Manzana' –aunque todavía quedará la vuelta en barco, que Leonor hará en avión directo a España– ha cambiado la forma de ver muchas cosas para todos ellos, el caso de la Princesa de Asturias no deja de ser el más llamativo. Para conocer las particularidades de su situación, desde la revista Lecturas nos hemos puesto en contacto con Pau Sabaté, experto en imagen y marca personal, quien ante todo reconoce lo que ha vivido como "un viaje exigente, no solo por lo militar, sino por el desafío constante de estar bajo el foco público".
GTRES
En la charla con especialista, es inevitable recordar lo que define como "el momento más delicado" del viaje, que desde su prisma y el de la mayoría de observadores de la Corona, "llegó cuando se publicaron unas fotografías suyas en bikini durante un día de descanso en Montevideo y el revuelo fue inmediato". "Para algunos, era una imagen inocente de una joven de 19 años disfrutando del sol y para otros, un ejemplo de lo expuesta que está y de la necesidad de proteger más su privacidad", desarrolla Sabaté. Además, destaca que este episodio dejó muy claro que "Leonor ya no tiene margen para vivir una juventud del todo privada". Algo asumible dada su posición dentro del organigrama real y a que "su figura es objeto de atención" y está claro esto no va a cesar en los tiempos venideros.
Porque aunque todavía no reine, su figura ya es toda una institución. Así quedará reflejado también en el final de la ruta propiamente dicho, pues Pau incide en que "la llegada a Nueva York cierra esta etapa con un gesto de alto valor simbólico, es una escena que envía un mensaje claro". Ese valor va más allá de acabar un curso escolar, ya que así –y con la presencia añadida de la hija de Felipe VI en el resto de ciudades que ha podido visitar a lo largo del trayecto– "Leonor empieza a representar a España fuera de sus fronteras, con presencia propia, sin necesidad de estar acompañada por sus padres".
Gtres
Sobre lo que está por venir, el experto remite a que "el futuro más inmediato la llevará a continuar su formación militar". A fin de cuentas, y tras formarse en Tierra y en la Marina, todavía le queda pendiente pasar por la Academia General del Aire de San Javier, en Murcia. No obstante, es importante resaltar que estas "no son simples etapas académicas, sino que, forman parte de una estrategia para reforzar su preparación como futura jefa de las Fuerzas Armadas". Y la tónica se mantendrá. "Cada nuevo paso será observado y analizado, y en todos tendrá que demostrar no solo preparación, sino también una forma de estar que conecte con la ciudadanía".
Un reto por delante, con la experiencia de haber lidiado con situaciones difíciles e incómodas
"A sus 19 años, la princesa no lo tiene fácil. Le queda por delante una década decisiva en la que deberá consolidarse como una figura con autoridad propia, más allá del apellido o la institución", sentencia Sabaté. A lo anterior se suma que la realidad que afronta –y afrontará– Leonor no es la misma que se encontraron su padre o su abuelo, el emérito Juan Carlos I, cuando tenían su edad o cuando ascendieron al trono. Porque, tal y como expone el especialista, ella "tendrá que conectar con una generación que vive de forma distinta la monarquía, que exige más transparencia, más humanidad y menos distancia". Una tarea demandante que deberá llevar a cabo, claro está, "sin perder su papel institucional, sin romper los códigos que su posición le exige".
GTRES
"Lo que deja esta travesía no es una imagen de perfección, sino de aprendizaje", nos dice Pau. El dibujo de una joven que no es como las demás, por mucho que se pudiera anticipar, y que ahora queda confirmado con la experiencia de lo vivido en sus meses surcando los mares. El retrato de una chica "que se enfrenta a un papel inmenso, pero lo hace con respeto, con intención de estar a la altura". Y sí, no está de más manifestar que ha tenido "momentos difíciles y situaciones incómodas", pero también "aciertos". "De todo ha salido sin caer en la exageración ni el victimismo. Y eso, hoy en día, es un activo muy valioso".