Don Juan creyó que su hijo, don Juan Carlos, era chino cuando nació (por una broma de Alfonso XIII)

Pilar Eyre desvela uno de los episodios más increíbles del nacimiento del rey Juan Carlos y todo por una broma de su abuelo, Alfonso XIII

7 de enero de 2021, 11:51

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Cuando nació el rey Juan Carlos, su padre, don Juan, estaba con una amante. Así lo ha contado Pilar Eyre en el último número de ‘Lecturas’. La periodista y escritora, una de las mayores expertas en Casa Real, desgrana, con motivo del pasado cumpleaños del hoy rey emérito, todo lo que ocurrió aquel cinco de enero de hacer ya más de ochenta años. El retraso del padre del futuro rey, el enfado de Alfonso XIII y la broma que el abuelo quiso gastarle a su hijo como escarmiento por no haber estado presente en el nacimiento. Tal fue la cara de don Juan que se apresuró a desmentirlo veloz…

“El rey Alfonso estaba tan furioso por el retraso de Don Juan retraso que decidió hacerle un cruel bromazo”, cuenta Pilar Eyre en su última columna para ‘Lecturas’. La periodista, cuya biografía del rey Juan Carlos arrasa en las librerías, ha desvelado una curiosa anécdota ocurrida durante el nacimiento del rey Juan Carlos. Una broma que quiso gastarle Alfonso XIII a su hijo por no haber este estado presente en el momento del parto.

“La mujer del representante de la legación china, chinos los dos, por supuesto, tuvo un hijo en la habitación contigua a la de María. Un bebé con los ojos rasgados y el pelo muy negro”, narra Eyre. “Don Alfonso lo pidió prestado un momento y bajó con él a la planta baja de la clínica diciéndole solemnemente a su hijo, que descendía en ese momento de su fabuloso Bentley, regalo de boda: “He aquí al heredero de la Corona española”.

Don Juan, que ya había logrado llegar para conocer a su hijo, no pudo disimular el enfado al ver al bebé que no le correspondía. “Juan cogió emocionado el bulto que le tendía su padre, bajó la mantita que le ocultaba el rostro y al ver los rasgos inequívocos de un hijo del Celeste Imperio soltó un “¡coño!” que hizo temblar las vetustas piedras romanas. Antes de que la cosa fuera a mayores y se pusiera en duda la intachable honorabilidad de la princesa de Asturias, don Alfonso se apresuró a gritar: “¡No es el tuyo, no es el tuyo!”.

“Aunque María, siempre sincera, cuando contaba esta anécdota añadía desenfadadamente: “Juanito era tan feo que los dos hubiéramos preferido el chino”, termina el relato de la periodista. Contando como se ha desarrollado la vida del rey emérito, no podía haber empezado de otra forma.

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