La Angorrilla, la señorial casa de caza donde el rey Juan Carlos y Corinna Larsen vivieron su amor

Corinna Larsen abre las puertas de La Angorilla en el primer capítulo de su podcast. Sin duda, 'Corinna y el rey' es un regalo envenenado para el rey Juan Carlos y la reina Sofía. Por un lado, coincide con el recurso presentado por el emérito ante las cortes de Londres a la demanda interpuesta por la empresaria a él y al CNI. Pero también llega justo cuando la madre de Felipe VI cumple 84 años. La impresionante hacienda en la que descansa La Angorilla sufrió una reforma integral en 2008 –cuando Corinna y su hijo se instalaron– que costó nada menos que dos millones de euros. Un presupuesto que corrió a cargo de Patrimonio Nacional, como también la construcción del pabellón de la casa dentro el recinto de Zarzuela. La comodidad y capacidad de La Angorrilla, un lugar además valioso por su situación resguardada, se puso entonces al gusto de Corinna, quien fue la persona encargada de supervisar y dar el visto bueno de los cambios.

No solo se convirtió en un lugar con todo tipo de comodidades, sino también en una fortaleza imposible de franquear gracias al trabajo de seguridad que corría a cargo de la Guardia Real y del CNI, que se referían a Corinna con el pseudónimo de 'Ingrid' para no desvelar su identidad.

Además del asfaltado del camino de tierra que antaño conectaba la finca con Zarzuela, se añadieron dos piscinas (una de verano y otra de invierno, cubierta), un muro para evitar miradas indiscretas y un garaje con acceso directo a la casa. Asimismo, todas las estancias y diáfanos salones se modernizaron según indicaciones de Corinna.

La Angorrilla vuelve a tener el uso de vivienda de guardas forestales que tenía antaño, aunque el rey Juan Carlos, antes de la llegada de Corinna a su vida, la utilizaba habitualmente en los meses de verano como refugio donde encontraba tranquilidad y donde le gustaba estar solo. De hecho, según ha contado Paloma García Pelayo, habría sido el lugar elegido por el emérito para pasar el confinamiento después del comunicado del rey Felipe VI con el que anunció que rechazaba su herencia y le desposeía de su paga anual.

Ha sido un espacio tan importante en la vida del rey que hasta podría hablarse de La Angorrilla como un auténtico hogar para él. Durante cuatro años se convirtió en una casa familiar, en cuyos alrededores se podía ver al hijo de la mismísima Corinna corriendo en moto. 

"Me consta que toda la ropa que se mandaba hacer el rey Juan Carlos se mandaba siempre a esta finca, y estoy hablando de hace años, porque era el domicilio que él dejaba. Tenía su residencia más que oficial en La Angorilla", ha añadido Beatriz Cortázar.