Generosidad y valentía. Así resumen el proceso de creación de Ana Obregón (69 años) a la hora de enfrentarse al proceso de escritura de ‘El chico de las musarañas’, la novela incompleta que dejó su hijo Aless Lequio. “Todo lo que lo que haces en esta vida con amor, tiene eco en la eternidad”, esa es la frase que ha comenzado diciendo la actriz, muy emocionada, y que hace referencia a uno de los grandes mantras de su vástago. 

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Alessandro Lequio

“Hoy estoy para hablar del libro”, ha dicho poniendo límites a las posibles preguntas de la prensa referentes a todo lo que ha venido después, su nieta, junto a la que regresó a Madrid hace solo una semana. “He estado 9 meses escribiendo este libro, que está hecho con tinta roja de sangre. Con el corazón roto”, decía. Necesitó dos años para poder enfrentarse al reto, y, cuando por fin lo estuvo, se lanzó al vacío, quería ver cumplido el sueño de Aless, que siempre quiso ver publicado su novela. “Con esto cierro sus tres deseos”, asegura, dando por cerrado un amargo luto que ha arrastrado en los tres últimos años. 

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Ana Obregón deja su luto atrás

“Yo llegué de enterrar a mi hijo y no quería vivir”, ha dicho conteniendo las lágrimas. En la obra, no duda en desvelar que ha estado a punto de quitarse la vida hasta en dos ocasiones y que, una de ellas, fue frenada por el padre de Aless, el mismo que hoy ha sido uno de los más duros con ella. “Me parece tremendo que digan que es una historia maravillosa. Que haya muerto un niño de 27 años no es maravilloso. Es una historia de terror, y del peor de los terrores”, ha experesado Alessandro Lequio desde el plató de ‘El programa de Ana Rosa’, desde donde además ha matizado que estamos ante un libro escrito por Obregón, no por su hijo. “No lo he leído porque la historia de mi hijo ya la conozco yo lo que ella ha publicado no tiene nada que ver con las páginas que Aless dejó escritas”. 

Los tres deseos de Álex antes de morir eran: publicar su libro, tener un hijo o una hija, y crear una fundación. Los tres los han cumplido sus progenitores. Para Ana Obregón, que ha estado entregada en cuerpo y alma a ver cumplidos estos legados, llegar hasta mayo de 2023 y ver que los tres se han llevado a cabo es motivo de alegría. De hecho, ha anunciado que hoy deja atrás su luto para abrazar una nueva vida. Algo que ha escenificado con su look. La presentadora ha pasado de emplear únicamente el negro y el blanco como colores en su vestimenta, para presentarse ante la prensa con un vestido repleto de flores. Una declaración de intenciones en sí misma. 

Ana Obregón: “Es un libro escrito por una madre con el corazón mutilado”

“Estuve nueve meses encerrada en esta obra”, narra, cómo si hubiese sido la gestación de un bebé. “Es un libro escrito por una madre con el corazón mutilado y con tinta roja de sangre”, dice muerta de dolor. “Yo no sé escribir, les mandaba los capítulos a la editorial y les decía ‘no sé que estoy escribiendo, escribe mi corazón, no sé si alguien me ayuda desde arriba’”. 

Para ella, ponerse manos a la obra fue muy difícil pero lo hizo por él. “Si él no estaba aquí y no puede terminar las cosas que quería, tengo que hacerlas yo, se que había escrito este texto se que lo quería hacer, lo tenia en la cabeza y un día me desperté y dije venga voy a abrir el ordenador y voy a sacar el texto”. Llamó a un buen amigo del joven que le ayudó a acceder a la contraseña y ahí estaba “como por arte de magia”. 

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Ana Obregón descarta que haya hermanos para Ana Sandra

Era uno de los grandes rumores: Ana Obregón, gracias a los embriones que aún dispone, volvería a convertirse en abuela. Algo que ella ya ha descartado. Y así se lo han preguntado en una de las cuestiones más controvertidas de la rueda de prensa que ella pretendía que solo fuera sobre ‘El chico de las musarañas’. “Anita va a recibir todo el amor mío. Va a tener una familia inmensa. Va recibir el cariño de todos sus tíos, que están locos con ella y vienen a verla cada segundo, el de sus primos… y, cuando yo no esté, va a estar más protegida que la hija de Robert de Niro”.

Ana Obregón recibió una llamada de Aless, cuando este ya había fallecido

Además de contar cómo fue enfrentarse al proceso creativo, ante el cual a veces se sintió guiada por la tutela de su hijo, ha desvelado uno de los momentos más sorprendentes de cuantos ha vivido tras el fallecimiento de Aless. “Yo he leído muchísimo sobre las almas, que el ser humano es energía y os voy a contar una cosa que no sé si debería. El día que tuvimos la primera reunión para formalizar el proyecto del libro, llegamos a una comida y puse mi teléfono encima de la mesa”, ha revelado.

“Yo no estaba muy convencida porque no sabía si tenía fuerzas, y, de repente, empezó a sonar mi móvil. Miro quién era y en la pantalla apareció su nombre”. Tal y como ha contado Obregón, de manera inexplicable, su hijo la estaba llamando. “Su móvil llevaba dos años apagado en el cajón. Fue un momento mágico”.