“No recuerdo haberla visto nunca llevando pantalones”: la historia de Mildred, la madre del papa León XIV que llevó con orgullo sus orígenes españoles

En la parroquia donde acudía a diario su madre todavía cuelga una foto suya. Era entonces un niño que ejercía como monaguillo. Se había criado en una familia profundamente religiosa. Su madre iba a misa, limpiaba los altares y ayudaba en todo ello que necesitase la iglesia. Dos de sus tías eran monjas y otro, catequista. La fe estaba muy presente en todo lo que rodaba a Robert Prevost, al que todos llamaban Bob.

“Me daba golpecitos en la cabeza con un lápiz todo el tiempo porque era un bromista. Así que definitivamente tenía un sentido del humor que mucha gente no reconocería porque no era muy extrovertido”, cuenta una de las amigas de Prevost al ‘Chicago Suntimes’. No era uno de los niños más populares pero sí uno de los más piadosos. Lo destacan todas las crónicas.

La fe estuvo muy presente en la vida del hoy papa León XIV desde su infancia. Fue su madre, Mildred Martínez, nieta de españoles, quien se encargó de ello. “Los feligreses de Santa María la recuerdan como la dulce "Millie", una de esas damas que mantienen en funcionamiento una parroquia católica, una presencia constante en la escuela”, rezan desde el entorno del pontífice.

Mildred fue una pionera. Estudió biblioteconomía, hizo una maestría y logró destacar en una familia y un barrio muy humilde. La fe y la iglesia eran su día a día. “Iban a misa a diario. Limpiaban los altares, la iglesia, la sacristía. Participaba en todo, incluso en las actividades de recaudación de fondos. No recuerdo haberla visto nunca llevando pantalones”, recuerda una de las alumnas que se graduó junto a Robert Prevost.

Una vida marcada por la religión

“Era una escuela católica típica. Podías ver a todos tus conocidos en la iglesia. Los Prevost siempre se sentaban detrás de nosotros en la misa de las 9:15”. La familia del hoy papa acudía a misa a diario. Mildred también limpiaba los altares y participaba en todas las actividades organizadas por la parroquia. A nadie le extrañó que el joven Bob siguiese sus pasos.

Tras terminar el colegio, decidió asistir al instituto en el Seminario de San Agustín. Ahí comenzaría una vida dedicada a la santidad. Se graduó en matemáticas en la Universidad en Filadelfia y empezó a estudiar teología en la Unión Teológica Católica de Hyde Park. Fue en la iglesia de Santa María, la de su familia, donde conoció al papa Juan Pablo II.

En esa misma parroquia todo el mundo adoraba a Mildred. Muchos intentan acudir a casa de la madre del hoy pontífice para comer. Siempre tenía las puertas abiertas y sus orígenes españoles se notaban en los platos que preparaba. Era una de las personas más queridas, también una de las que más se echó de menos tras su fallecimiento en 1990. El dolor quedó en su marido y en su hijo.