Un año más llegan otra vez las puñeteras navidades que tanto me gustan, como bien sabéis. Con estas fechas vuelve una vez más el dilema del árbol navideño. ¿De qué color lo decoro? No me gusta esta época, pero adornarlo de manera distinta hace que estas fiestas “entrañables” se me hagan más tolerables. Este año quiero darle las gracias a Fernando Espadas, de la floristería Blooms del barrio de Salamanca, que me ha decorado el árbol y me ha quitado un quebradero de cabeza. Él y yo hemos consensuado los colores, pero al final reconozco que ha quedado muchísimo mejor de lo que pensaba. Al principio, creía que mi elección no era la más acertada, pero gracias a la profesionalidad de Fernando he conseguido tener un maravilloso árbol de Navidad. En realidad, yo decoro la casa por la gente que viene a visitarme porque yo puedo vivir sin árbol, sin nacimiento y sin lucecitas. Hay una cosa sin la que Navidad: la flor de Pascua. Uno no deja de ser un animal de costumbres y, si estas son bonitas, pues mejor que mejor. Mi Navidad siempre empieza cuando Kike Calleja y su mujer, Raquel, me regalan cada año un pascuero. En ese momento digo “qué bonito” por el gesto pero “qué horror” porque ya empiezan estas dichosas fiestas. Sé que estáis pensando que soy el grinch de la Navidad. Sí que lo soy, un poco.

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Terelu Campos
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La Navidad de Terelu

Espero que estas fiestas sean más tranquilas en lo familiar. El año pasado las cosas estaban un poco revueltas y la covid no sé si ayudó o no. La cosa es que íbamos a pasar la Nochebuena juntos y mi hermana y mi cuñado se contagiaron por segunda vez, los pobres. Este año espero que nos juntemos todos. Si alguien quiere apuntarse, está invitado. Tengo sitio para diez en total. El problema viene el 25 de diciembre. ¿Quién estará para comer? Mi madre y yo seguro, porque el resto tienen que cumplir con sus compromisos con su otra familia. Eso pasa cuando uno vive en pareja. Como yo no tengo, las navidades son primero yo, segundo yo y después yo. ¡Una maravilla!

Terelu Campos Carmen Borrego María Teresa Gustavo
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Encuentro con Anabel Pantoja

Si hablamos de la Navidad, la gente debería tener en estos días un espíritu entrañable, cariñoso y de amor. Os cuento esto porque la semana pasada me encontré con Anabel Pantoja en maquillaje, antes de entrar en el plató del debate de ‘La isla de las tentaciones’. Era la primera vez que volvía al trabajo después de la muerte de su padre. Cuando la vi le dije: “Hola, Anabel. ¿Qué tal estás?”. Me respondió: “Bien, gracias”. Me quedé un poco muerta. Le pregunté si estaba enfadada y me contestó que para nada lo estaba. Sus palabras decían que no, pero su tono seco y su gesto decía que sí lo estaba. Me hubiera gustado que, de ser así, hubiera tenido la sinceridad de decírmelo. Entiendo que el programa que presenté en el que retransmitimos el tanatorio de Bernardo Pantoja no le gustara. Ya dije en su día que a mí tampoco. Como bien sabe, no decido los contenidos del programa ni controlo quién va al tanatorio a liarla. No está en mi mano. Allá cada cual con su conciencia, pero quiero que sepas, Anabel, que la mía la tengo muy tranquila con respecto a ti. ¡Tranquilísima!

Anabel Pantoja
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"No quiero tu gratitud, ni la pido"

Entre otras cosas, te hubiera venido bien haberte molestado en leerte el blog que te dediqué hace unas semanas. Ese día me puse de tu lado al entender la niñez que tuviste con un padre ausente y que las pocas veces que estaba presente tampoco fue un padre que te gustaba. También dije en televisión que si todas las cosas que contaron que pasaron en el hospital cuando Bernardo Pantoja se debatía entre la vida y la muerte eran ciertas, me parecía terrorífico que tuvieras que soportar ese mal rollo mientras te despedías de tu padre. Debe ser que eso no cuenta para nada. No quiero tu gratitud, ni la pido. Solo pido ser justos en la vida y creo que tu comportamiento conmigo el otro día fue todo menos justo. Escucha, no somos ni hemos sido íntimas amigas nunca. Siempre he creído tener una relación de bastante cariño y de respeto hacia ti. Por supuesto que así seguirá siendo, porque no pierdo mis sentimientos en décimas de segundo. Si yo tengo un problema con un compañero lo hablo y se lo digo. De todos modos, espero y deseo de corazón que pases unas bonitas navidades.

Terelu Campos Gustavo
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Cena de paz con Gustavo

Antes de terminar quiero contaros que después de todo el revuelo que se ha montado en torno a Gustavo, la persona que es como un hijo para mi madre y un hermano para nosotras, hemos quedado para cenar. En esa reunión estaban Ainhoa (su pareja), mi hermana con su marido y yo. Si eso forma parte de la Navidad, esa parte me parece bonita. Surgió días antes de que llegaran los compromisos de estas fechas. Hablamos mucho de todo, pero sobre todo de mi madre. Sabemos que tenemos que estar unidos ya no solo por nosotros, sino también por ser una piña con mi madre. La verdad que lo pasamos muy bien. El agitamiento mediático que ha provocado la ruptura de la amistad entre Belén Rodríguez y Kiko Hernández salpicó de alguna manera a Gustavo. En lo que respecta a él, estoy tranquila porque sé quién es perfectamente y eso me hace estar en calma.