Pilar Eyre

Pilar Eyre

Infanta Elena
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"Cuando la infanta Elena tuvo problemas, se buscó una profesional competente para que la atendiera"

La infanta Cristina, que cumple 60 años el 13 de junio, ha recibido ya tres regalos importantes. El primero es en realidad un autorregalo: esta semana los operarios han colocado ventanas de seguridad a base de vidrios laminados en toda la fachada exterior de su piso de la avenida Pedralbes de Barcelona. Blindar su intimidad, que nadie pueda hacerle fotos, que nadie pueda mirarla con prismáticos desde las casas de enfrente y estar a salvo, no solo del ruido, sino de cualquier tipo de agresión, le puede haber costado treinta mil euros.

Es evidente que el cuidado que está poniendo en todos los detalles de este lujoso piso de 300 m2, valorado en dos millones de euros, evidencian que la infanta lo está preparando para ella misma, con acomodo para los hijos que quieran pasar unos días a su lado. Cristina ya podría jubilarse, pues lleva 31 años trabajando en su empresa, pero a ella le gusta lo que hace y también satisface ese lado ong que ha heredado de su madre.

Entrevista bomba

Su segundo regalo ha sido la entrevista a Iñaki Urdangarin en La Vanguardia. Este paso de su exmarido no le ha cogido por sorpresa ya que fue consultada antes. Las líneas rojas estaban muy claras, no hablar de la familia real, incluida Cristina, y no hablar de los sucesos que lo llevaron a prisión. Iñaki aprovecha, como tantos otros, su popularidad para hacer propaganda de su empresa de asesoramiento y coaching Bevolutive, pero aun así esta entrevista es un auténtico scoop ya que, aparte de algunas breves declaraciones relacionadas con el deporte, no hablaba con un periodista desde hace quince años.

Elena Cristina

Las infantas Elena y Cristina, juntas en Ginebra en una imagen de archivo

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“Estudié un máster en psicología en prisión para conocerme a mí mismo”, “después de la cárcel he tenido que reinventarme... necesito que alguien me mire a los ojos como diciendo ‘este señor se ha vuelto a levantar después de todo lo ocurrido y está aquí para ofrecernos algo, ¿por qué no darle una oportunidad?”. “Todo lo que ha ocurrido”, su separación, las fotos que publicó Lecturas con otra mujer, los pasos del divorcio de la infanta son despachados con un escueto “tras salir de prisión me afinqué en Vitoria...”. E indica como una de sus grandes ayudas durante los mil días que estuvo encerrado “la máquina elíptica”. A Ainhoa solo la menciona cuando dice que por las tardes hace las tareas domésticas “junto a su pareja”.

Memorias bárbaras

El tercer regalo de cumpleaños de Cristina, el más desagradable, ha sido el adelanto de las memorias de Bárbara Rey en el diario El Mundo. Por mucho que Bárbara proclame por activa y por pasiva que le aburre el tema del rey, sabe perfectamente, ya que es una profesional de los medios, que a nosotros es lo que más nos divierte. “El rey me dijo que sabía que me interesaba el horóscopo y me enseñó una medalla, pero me dijo que no la luciera en público porque la reina la conocía”.

Barbara Rey
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“La primera vez me pidieron que fuera con gafas oscuras y un pañuelo en la cabeza”. “Hacía mucho frío... nos sentábamos, hablábamos, luego hacíamos el amor, después hablábamos un poco más y a la seis me iba”. “Sacó del bolsillo interior un fajo de billetes atados con una goma... me sentí ultrajada”. “Me dijo te agradezco lo bien que te portas conmigo... y en ese momento pensé: ‘le voy a grabar”. Me imagino al abogado Fuster Fabra tomando nota de todo lo que confiesa Bárbara para esgrimirlo en el juicio que ha interpuesto Juan Carlos contra Revilla.

No le interesa el tema amoroso, claro está, sino el económico. El sentimental solo hace daño a doña Sofía y a sus hijos, pero debemos tener claro que el culpable de todo esto no es Bárbara, sino el rey. ¿Que ella no debía haberlo contado? ¿Por qué no? ¿Por qué debe callarse? Nadie sabe cómo celebrará Cristina su cumpleaños, si se aprovechará para escenificar un reencuentro familiar a bombo y platillo como en el cumpleaños de Elena, o se optará por una reunión secreta e íntima.

Las hermanas medianas somos los versos sueltos de la familia, el mayor es el primogénito y el orgullo de los padres, el pequeño es el más mimado porque es el último, y los medianos estamos en una tierra de nadie en la que no se nos hace caso y crecemos a nuestro aire.

Conjunto camisa blanca americana Infanta Elena
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Cuando la infanta Elena tuvo problemas, se buscó una profesional competente para que la atendiera, Felipe creció entre algodones, consentido por su madre, y Cristina fue la más rebelde y solitaria. Se fue a vivir sola a Barcelona cuando tenía 23 años, es la única que cursó una carrera universitaria completa, habla cuatro idiomas y es una profesional muy solvente y responsable.

La relación con Felipe

Pero por mucho que su hermano haya aparecido con ella en la boda de su sobrina Victoria López Quesada, es evidente que la relación entre los dos se rompió de forma definitiva el día 10 de junio de 2015, cuando el ya rey, a instancias de Letizia según se dice, le retiró a su hermana el título de duquesa de Palma. Felipe tomó esta decisión después de que Cristina se negase durante tres años a renunciar a sus derechos sucesorios y otros honores.

La infanta hubiera podido contestar a su hermano de la misma forma que lo hizo Luis Fernando de Orleans a Alfonso XIII cuando éste quiso arrebatarle sus títulos por comportamiento escandaloso, según una carta manuscrita que se guarda en el Archivo General del Palacio Real, “he nacido infante de España y seguiré siéndolo hasta mucho después de que tus súbditos te den la patada en el culo que te mereces”. Pero no lo hizo porque, así como Elena es muy malhablada, Cristina es moderada en el lenguaje y, además, pese a todo, quiere mucho a Felipe. Se limitó a decir, para salvar su orgullo, que había sido una iniciativa de ella y no del rey, una aseveración que Zarzuela se apresuró a desmentir, ahondado así el abismo que separa desde entonces a los dos hermanos.