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Charly nos invita a P. y a mí a una cena con espectáculo en el Teatro Eslava, antes la Joy Eslava. Es viernes y Madrid está en plena ebullición. Yo vivía justo al lado, en la calle Bordadores, en un piso precioso cuyos balcones daban a la iglesia de San Ginés. Para mí es, sin lugar a dudas, uno de los sitios más bonitos de Madrid. Y eso que hay para elegir, ¿eh? Pero esta zona es preciosa. Bellísima. Muy romántica. Y con una vida palpitante. Entrar al renovado Eslava fue trasladarme a mi llegada a Madrid, cuando era discoteca y en ella se celebraban fiestas y eventos de lo más variado. Elegantes presentaciones de perfumes, de discos, cenas exquisitas para celebrar el cumpleaños de personajes de primera línea. El sitio es espectacular y los guiris que recalan en él flipan, claro. Como yo el viernes. Disfruté muchísimo con ‘Olé Olá’, un espectáculo dirigido por mi admirada Cristina Hoyos en el que se hace un brillante y vibrante recorrido a través del flamenco. Qué chute de alegría. Damos las gracias a Charly por habernos traído. Y cuando salgo y me meto en el taxi me han entrado ganas de volver a salir por ese Madrid de jaleo y alboroto.