Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Luis Rollán

"Bien mirado, puede que Luis Rollán salga reforzado de este asunto"

Diez minutos antes de que empezara el Deluxe estaba “clavaíto” delante de la tele para no perderme ni un suspiro de la aparición de Luis. Vamos, que me tragué hasta los anuncios previos. No creo que escogiera el vestuario adecuado para su aparición. Demasiado casual. Me despistó su camisa larga y me llamaron la atención sus escandalosas zapatillas rojas. Se equivocó. Le restaba prestancia a su testimonio. Luis lo tenía muy mal para quedar mínimamente bien el jueves. Comenzó disperso y con una actitud desafiante que no le benefició. Rollán, que es de los que se lleva bien con todo el mundo, no sabe manejarse en situaciones de crisis. Acostumbrado a moverse en relaciones exentas de conflicto le sale un ramalazo Pantoja cuando las cosas no vienen bien dadas. Tiene un punto en común con Raquel Bollo: son capaces de distraer la atención sobre lo importante y marear a los colaboradores, que se las ven y se las desean para sacar algo en claro. Pero Luis Rollán cae bien a los espectadores. Es más, cae muy bien. Porque lo ven inofensivo, tranquilo, defensor a ultranza de su gente y poco amigo de líos. El caso es que, como he escrito antes, tenía todos los números para salir trasquilado pero hasta donde yo vi –que fue bastante- he de decir que salvó los muebles. Para venir de donde venía es muchísimo. Colaboradores y entrevistado se enzarzaron en una farragosa dinámica que favoreció a este último. Se fue de rositas. Bien porque aunque lo intentaron por todos los medios no pudieron acorralarlo o bien porque no hay nada donde rascar. No me quedó muy claro y eso, también favorece a Luis. Al día siguiente se sometió a un polígrafo y lo primero que volvió a llamarme la atención fue su atuendo. La (presunta) gravedad del tema a tratar casaba poco con el look a lo Justin Bieber. En esta ocasión Luis no quedó del todo bien. Según el polígrafo, mintió mucho. Y a su imagen inmaculada comenzaron a salirle manchitas, como si fuera un tigre. Pero a mí, si queréis que os diga la verdad, me gusta más este Luis con sus luces y sus sombras – una coletilla que él usa mucho- que el Rollán que aspira a convertirse en el mejor amigo de la humanidad. El polígrafo no destruirá su carrera pero le obligará a permanecer alerta ante las críticas que empezará a recibir por parte de la gente más insospechada. Bien mirado, puede que hasta salga reforzado del asunto.

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