Alba Díaz ha sido conocida desde el momento en que nació. Hija de Manuel Díaz 'El Cordobés' y de Vicky Martín Berrocal, la joven estaba destinada a que el foco mediático se interesara en ella. Su trayectoria profesional, su vida personal o su infancia son temas que han llamado la atención sobre ella. A esta proyección mediática se suma que Alba ha escogido exponerse en redes sociales. La sobrina de Rocío Martín Berrocal comparte sus outfits, los viajes que hace con su pareja y familia o reflexiones que la hacen meditar sobre su vida y la sociedad en la que vivimos.
Ahora, con el estreno de 'Las Berrocal' hemos podido conocer partes desconocidas de Alba. Un claro ejemplo es la relación con su madre. La joven se ha sincerado en la docuserie sobre cómo se sentía de pequeña cuando su madre trabajaba tanto y qué es lo que más le molesta de su progenitora.
"Con 10 años una niña que no tiene a su madre en casa y que cuando la tiene, tiene un evento o una fiesta y desaparece y no pasa por ahí... No lo entendía. [...] Hay veces que ella tiene que bajar la guardia y ser mamá. No Vicky. Porque es Vicky Martín Berrocal hasta echándose el champú. [...] Hay veces hay que estar para tu hija. Yo la necesito para muchas cosas", expresaba.
El cara a cara de Alba y su abuela, Victoria
Alba ha compartido muchas de estas reflexiones con su abuela, Victoria. Las dos se aventuraban en una escapada en furgoneta durante la cual compartieron pensamientos muy profundos. "Hay una parte de mi que es mi abuela. Tengo mucho que ver con ella. No sé, me identifico mucho con ella y este viaje me esta ayudando a darme cuenta. En realidad, nos parecemos más de lo que pensaba", contaba la joven.
Sin embargo, no siempre están de acuerdo. En el último capítulo de 'Las Berrocal', Vicky, Rocío, Alba y Victoria viajan a Marruecos para vivir aventuras y reconectar con ellas mismas. Uno de los primeros planes es visitar la plaza del zoco, donde se acumulan puestos de mercaderes y están los famosos encantadores de serpientes. Un animal que Rocío detesta y la hacía salir corriendo.
Después, cenaban en un original restaurante con espectáculo en el que Victoria se animaba a bailar con una de las actrices. Pero el plato fuerte llegaba al final. Las cuatro mujeres se desplazaban hasta el desierto, donde dormirían y comerían una noche antes de volar en globo al día siguiente.
Entre temas triviales y juegos de preferencias, ha surgido el tema de que los hombres y las mujeres son distintos y que cada uno puede ser malo de manera diferente. Una conversación en la que, veladamente, se hacia referencia al comportamiento del padre, José Luis. Era entonces cuando Alba se negaba a seguir callada y se dirigía a su abuela. "No se puede generalizar tanto en la vida. Abuela, vamos a hablar claro ya, es que ya está bien", ha empezado, muy tensa.
"Abuela, cariño mío, por favor. Te respeto muchísimo. Te quiero mogollón, eres la matriarca aquí de todos, nos has enseñado, nos has abierto la puerta para un montón de cosas...", seguía, queriendo suavizar el tono. Algo a lo que Victoria ha reaccionado con un claro: "A ver, suelta". "No puedes seguir pensando que lo que tú has vivido y has aceptado es lo correcto", lanzaba, por fin, su nieta. Unas declaraciones muy duras que su abuela recibía con entereza.
"Entonces, yo no estaría sentada hoy aquí. No vayas por ahí, no vayas por ahí. Yo soy una mujer que me he adaptado a todo y lo que ha hecho mi vecina me ha parecido bien como mujer", se justificaba la matriarca. "Vale, abuela, pues ya está. Es que tampoco te voy a cambiar la cabeza con 80 años", comentaba Alba, Victoria no se quedaba ahí y dejaba claro que "yo soy una mujer liberal para mi edad [...] y creo que una mujer tiene que hacer lo que le de la gana y un hombre también".
Díaz contestaba a estas declaraciones asegurando que "no hablo de ti, no te des por aludida". Intentando dejar de lado este pequeño enfrenamiento, Victoria señalaba que "esta familia admira mucho a las mujeres, somos de las mujeres". Un pequeño cruce de argumentos que, lejos de mostrar un mal rollo entre abuela y nieta, refleja la total confianza que sienten la una hacia la otra.
