Intentar contentar a todos es algo que puede convertirte en un infeliz. Lo ha dicho Woody Allen en muchas ocasiones. Penélope Cruz ganó un Oscar actuando precisamente en una película del de Nueva York, pero parece que no escuchó sus palabras. Porque la actriz se ha metido en un lío esta semana por atacar a Israel y seguramente se habrá dado cuenta de que callada, a veces, una está mejor. Sobre todo, si se trata de opinar de un conflicto tan complejo y tan pasional como el palestino-israelí. 

Israel ha emprendido un ataque sobre la franja de Gaza que lleva más de 20 días activo y que ha soliviantado a medio mundo. Los hay que acusan a Israel de matar impunemente a civiles, especialmente a niños. Otros defienden que el Estado hebreo tiene derecho a defenderse de los ataques indiscriminados de Hamás. El conflicto, no obstante, empezó hace décadas, tiempo que arrastra consigo miles de muertes y millones de opiniones.

¿Qué decir sin meter la pata? ¿Qué opinar sin ofender a nadie? Díficil. Podríamos decir que imposible. Así que Penélope Cruz, quien seguramente no es una experta en política internacional y menos en el conflicto más intenso que el mundo ha vivido en las últimas décadas, debió olvidarse de las consecuencias de sus palabras. Y menos debió calcular el efecto que éstas tendrían en una sociedad como la estadounidense, siempre del lado de Israel, sin fisuras. 

Veamos lo sucedido. El lunes 28 de julio, Penélope Cruz encabeza la firma de "El comunicado de la cultura contra el genocidio palestino" en el que se denuncia "el genocidio que está perpetrando el ejército de ocupación israelí en la franja de Gaza". Esa misiva la firma un centenar de artistas españoles entre los que destaca su marido, Javier Bardem. En la carta, se escribe: "El detonante de la violencia es la ocupación israelí. Israel sigue avanzando e invadiendo territorios de los palestinos en lugar de replegarse a las fronteras del 67. Humilla, detiene y pisotea a diario los derechos de la población palestina". Pedro Almodóvar, Rosa María Sardá y Eduardo Noriega son otros de los firmantes.  

Error de cálculo

Ser la actriz española más internacional es genial si uno se ciñe a su papel. Lo dicho por Pe va acompañado de otras 99 firmas, pero nadie ha señalado a los demás. Sólo a ella la han llamado "antisemita", además de otros insultos y muchos enfados en los medios de comunicación estadounidenses. Porque los actos de Penélope, y del resto de actores y personajes públicos de Hollywood, son medidos al dedillo en Estados Unidos. Y una perla como esta era demasiado suculenta como para dejarla escapar. Estados Unidos es el mejor y más importante aliado de Israel. El presidente americano, Barack Obama, ha dado su apoyo a los actos de Israel cada vez que ha hablado del asunto, la sociedad americana está concienciada al máximo en favor de cualquier decisión que tome Israel...

¿Puede que Cruz no conozca el país en el que trabaja y medio vive? ¿Puede que una mujer cuyo primer hijo nació en el Hospital Cedars Sinaí (nombre claramente judío) no sepa de la influencia judía en la sociedad americana? ¿Puede que Pe no recordara siquiera la intensidad con la que Woody Allen habla del judaismo en casi todas sus películas? Puede, sí, y puede que fuera un error de cálculo, porque ha salido al paso de las críticas recibidas y se ha retractado. Ha rectificado lo dicho. Y lo ha hecho con cierta premura: la actriz ha hablado con el diario USA Today para dar marcha atrás.

"No soy una experta en la situación y entiendo la complejidad del tema", confesaba. "Mi único deseo, y la intención con la que firmé la declaración conjunta, es la esperanza de que habrá paz tanto en Israel como en Gaza. Tengo la esperanza de que todas las partes pueden acordar un alto el fuego y no haya más víctimas inocentes en ambos lados de la frontera. Deseo la unidad y la paz... y creo en una civilización que puede ser capaz de tener el coraje suficiente para habitar un mundo donde los seres humanos puedan vivir juntos".

Se jugaba su prestigio, su sitio en Hollywood... en definitiva, se jugaba su carrera, labrada con los años a base de esfuerzo y trabajo duro. Muy duro.