Juan Ortega y Carmen Otte se sientan a hablar: términos y derroteros de su conversación, ¿hay perdón?

La pareja de no novios formada por Juan Ortega y Carmen Otte habrían accedido a hablar y estos son los temas que habrían puesto sobre la mesa

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Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe digital de Lecturas

Carmen Otte
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Habemus conversación. Carmen Otte (31 años)  y el novio a la fuga Juan Ortega (31 años) han tenido contacto. Quizás no el contacto que los más románticos habrían querido estos tuvieran, pero sí el contacto que la practicidad obligaba. A estas alturas debían ser un matrimonio idílico y han acabado de las peor de las maneras, la cardióloga con el corazón roto y completamente desencantada, y el matador de toros anhelando un perdón. 

Los planes debían ser muy diferentes a como han acabado siendo. Carmen Otte y Juan Ortega debían haberse leído sus votos y haberse prometido amor eteno, pero, en lugar de eso, el torero dio frenazo a todos los proyectos, presentes y futuros. Debido a esto, aún hay muchos flecos en el aire. Los dos eran una pareja seria y más que asentada. Llevaban saliendo desde hacía una década, por lo que tenían mucho en común, empezando por la vivienda. 

Dinero y vivienda, el eje central de la conversación de Carmen Otte y Juan Ortega

El piso que la pareja compartía en Sevilla ha sido el tema central de la primera conversación que Juan Ortega y Carmen Otte han mantenido. Estos no tenían la vivienda comprada, sino alquilada, por lo que debían hablar acerca qué iba a pasar con ella a partir de ahora. La doctora lo tiene claro, no quiere ni hablar de volver a vivir en esas cuatro paredes plagadas de recuerdos que ahora se vuelven dolorosísimos. Tal y como confirma El Español, lo único que Carmen Otte desea es ver sus enseres fuera de esa casa cuanto antes y en ello está. Afortunadamente, no tenían ninguna hipoteca que les vinculara, por lo que la ruptura, en estos términos, se volvería aún más farragosa. "Ella quiere hacer borrón y cuenta nueva. Independientemente de lo que hagan Juan y ella, a ese piso no quiere volver”, apuntan desde el diario digital. 

"Os puedo asegurar que no han vuelto ni han decidido darse una nueva oportunidad”, afirma Leticia Requejo desde ‘Tardear’. “La relación sigue rota”, y añade que la primera conversación entre ellos habría tenido que ver con “cuestiones burocráticas” en relación al piso que compartían, además de “cerrar otros trámites”. 

La pareja ha tenido que devolver los regalos que sus quinientos invitados les habían ido adelantando y, además, hacer frente a los 90.000 euros que la boda había costado, incluyendo el alquiler del sitio, el catering, la decoración... todo estaba dispuesto para que los contrayentes disfrutaran de su gran día, pero las dudas de Juan Ortega dieron al traste con todos estos planes. Así que Carmen Otte y Ortega debían aclarar numerosas cuestiones de índole económica. Para todo esto, la doctora ha estado perfectamente asesorada por su una abogada de la familia que la ha iluminado en todas estas cuestiones. 

Tras esta conversación y 13 días después del plantón, Carmen Otte, como se desliza desde 'Tardear', estaría "dispuesta a escuchar" qué le tiene que decir Juan Ortega. Unas explicaciones que, hasta ahora, no había estado preparada para oír. 

Los planes por separado de Carmen Otte y Juan Ortega

Con las fiestas detrás de la esquina, lo que está claro es que Carmen Otte y Juan Ortega no se comerán juntos los turrones. Él está con su familia en Sevilla, y enfocado en su objetivo: regresar a los ruedos perfectamente preparado. El matador de toros, vivirá estos emotivos días entre familia y entrenamientos, volcado en sus obligaciones para no pensar en Carmen, a la que, tal y como aseguran, aún sigue queriendo. 

Por su lado, Carmen Otte aún no está recompuesta del mismo modo que parece estarlo su ex novio. Ella aún no parece estar tan fuerte con él, por lo que recuperar su rutina anterior le está costando. Tras el plantón del que pensaba que era su gran amor ha necesitado algunos días para recuperarse del shock. Días eternos de llantos desconsolados que poco a poco, irán dando paso a una sanación que, parece, aún tardará en llegar.