La gran noche de Terelu Campos: confesiones en el camerino con Luis Pliego, director de Lecturas

Lecturas recoge las confesiones de Terelu en su camerino después de recibir el aplauso del entregado público del mítico Teatro Zorrilla de Valladolid

Luis Pliego
Luis Pliego

Director de Lecturas

Banner portada Terelu Campos
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Terelu Campos entró el pasado sábado en el teatro José Zorrilla de Valladolid rígida por los nervios. Había pasado los últimos meses ensayando el texto de ‘Santa Lola’, la función que iba a estrenar en unas cuantas horas y que supone su debut sobre un escenario. La responsabilidad y el miedo la habían paralizado. Se maquilló ella misma, sola en un pequeño camerino con un cartel en la puerta que llevaba su nombre. Terelu habló con su madre para pedirle que, como siempre había hecho en vida, la cuidara en ese día tan importante para ella.

Hizo sus respiraciones, ejercicios para calentar la voz y fumó algún cigarrillo a escondidas para tranquilizarse. Hasta que llegó el momento de entrar a escena, cogió aire entre bambalinas y, cuando salió al escenario, todo cambió para ella. Pisó el palco escénico pasadas las 20.30 horas y el público le brindó una gran ovación. Solo se recibe así a una estrella. “No me lo esperaba y eso me dio un subidón brutal. No podía decepcionaros después de ese recibimiento”, nos contó después en exclusiva en el camerino.

Nervios y ternura

Lo que pasó entre esa primera ovación y el frenesí del público puesto en pie después de la hora y media de representación fue el nacimiento de una actriz. La hemos visto hacer de todo en televisión, del inolvidable rol de Bárbara Valiente en la serie ‘Paquita Salas’ a lanzarse en paracaídas a las cálidas aguas del Caribe hondureño en ‘Supervivientes’, pero subirse a un escenario, el del Zorrilla de Valladolid, la ciudad de Concha Velasco y Lola Herrera, fue un auténtico salto al vacío.

Portada Terelu Campos
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Los primeros compases de la función supusieron un ejercicio de valentía y emoción contenida. No resultaba difícil ver a la mujer de televisión que todos conocemos, pero tampoco costaba percibir a la intérprete que, entre nervios y destellos de ternura, iba descubriéndose a sí misma en tiempo real con una innata vis cómica. La naturalidad hizo el resto. Fue el triunfo íntimo de alguien que, a pesar del vértigo, se atrevió a ser novata otra vez

“Cuando me di cuenta, solo me quedaban tres páginas del guion. Estaba tan dentro del personaje que se me pasó volando”, nos confesó Terelu tras la función, aún con la voz temblorosa de emoción. “He sentido una libertad que no había vivido nunca”. “Es como si me hubiera quitado una mochila de miedos”, bromeó después, radiante. “Ahora solo quiero seguir aprendiendo, disfrutarlo”.

Amor a las Campos

La historia, escrita, dirigida y cointerpretada por César Lucendo, plantea un cómico encuentro inspirado en clásicos como ‘El cielo puede esperar’ y la serie ‘After Life’. Lola, una mujer que no sabe que ha muerto, se enfrenta en las puertas del cielo a la entrevista más difícil. San Pedro la espera para decidir si la deja entrar o no. Un punto de partida que resonó entre el público porque, en cierto modo, Terelu también vivía un renacer como actriz.

Las carcajadas no cesaron e incluso algunos monólogos de ambos intérpretes fueron calurosamente aplaudidos. Entre el público, muchas historias de amor a la familia Campos. Como la de Mar, una mujer de A Coruña que viajó con su hija para pasar el fin de semana en Valladolid y ver la función. “Ella me ha regalado las entradas. Está estudiando en Salamanca y sabe que las Campos son como de la familia”, nos dijo antes de la función. O la de una pareja que habían llegado desde Oviedo: “Me da rabia que las critiquen. A nosotros nos encantan”.

Muy bien arropada

Con el público del teatro Zorrilla puesto en pie, salió a saludar Lara Dibildos, amiga de Terelu y productora de la función. Emocionada al ver que en el escenario, en la mesa de San Pedro, podía verse una foto de su madre, Laura Valenzuela y de Teresa Campos. “Le pedí permiso para hacerlo”, dijo Terelu. Su compañero y director de la función también tuvo palabras para ella: “Esta tarde hemos visto que una persona sin formación actoral puede protagonizar una función y poner al público en pie”.

Y Terelu le agradecía con la mirada. Después de la función, Terelu cenó con una treintena de amigos. Se citaron Carmen con su marido; Kike Calleja y su mujer, Raquel Abad; Lara Dibildos y su pareja, Carlos Maturana; Alejandra Rubio con Carlo Costanzia, y algunas de las personas más allegadas al clan Campos...

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