13 de octubre de 2018, 17:16
Eugenia de York y Jack Brooksbank: Las fotos más divertidas de la boda
El viento jugó alguna que otra mala pasada a los invitados. ¡Menudos descuidos!
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¡A sus órdenes, Sarah Fergunson!
La madre de la novia dio instrucciones para que todo saliera como ella quería. No todos los días se casa una hija.
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Charlotte, la más simpática
La hija mediana de los duques de Cambridge sabía que tenía que saludar al público y, a pesar de que el resto de los pajes avanzaba, ella prefería darse la media vuelta para salir regalando sonrisas a los invitados.
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¡Vaya gestos!
El espectáculo ventoso era digno de ver y había algunos invitados que daban la sensación de estar en el cine.
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Los más felices
Fue una boda de cuento de hadas y los niños no podrían estar más felices. Sus sonrisas lo decían todo.
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Vuela, vuela
Los tocados, a punto de volarse, los grandes protagonistas de la jornada.
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A la caza del sombrero
Con tanto viento, era imposible que los sombreros y tocados de las invitadas no se movieran de sus cabezas. ¡Y más de uno voló alto como una cometa!
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Y más de lo mismo
Suerte de que los móviles iban guardados en los bolsos y que las invitadas tenían las manos libres para sujetarse los sombreros.
No hay boda sin anécdotas y la de Eugenia de York y Jack Brooksbank no podría ser menos. La pareja se casó el viernes en en la capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor cinco meses después de que el mismo escenario fuera testigo de la boda del príncipe Harry y Meghan Markle. Eso sí, entonces no tuvieron al viento tan presente como en este día de octubre en el que el aire jugó muchas malas pasadas a los invitados.
Vestidas con sus mejores galas, fueron las invitadas las que se llevaron la peor parte. Volaron tocados, corbatas e incluso algún que otro vestido, que dejó al descubierto la ropa interior de una invitada.
Naomi Campbell, Kate Moss, Poppy y Cara Delevingne no tuvieron más remedio que sujetarse sus tocados con las manos para que no echaran a volar como una cometa.
Los pequeños pajes también nos regalaron momentos muy simpáticos. La princesa Charlotte estaba empeñada en saludar a todo el público y su hermano regaló esos gestos tan expresivos que ya son su seña de identidad.
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