Especial Festival de Eurovisión 2013. Así vimos la segunda Semifinal

¡Claro que estará en la final! Europa no podría ser tan injusta como para no haber votado por este 'DragCula' con voz de contratenor y una marcada afición por la pedrería sintética. Todas nuestras esperanzas están puestas en Cezar y en su temazo 'It's my life' ('Es mi vida').

El joven islandés Eythor Ingi (23 años) SÍ logró su pase a la gran final del sábado gracias a su canción 'Ég Á Líf'. Una potente balada soportable que el intérprete defendió con un look sobrio pese a su estilismo capilar bicolor (esa barba más oscura que la melena).

A nosotrós nos recordó un poco al mítico Pablo Abraira pero nos consta que algunos expertos eurovisivos creyeron ver en él al Guti islandés.

El grupo suizo NO consiguió clasificarse, no sabemos si porque el resto de Europa está un poco harta de que su capital nacional se fugue a la banca suiza o porque la canción no daba para mucho. Su aspecto, todos con camisas blancas que destacan que Suiza lava más blanco, tampoco ayudó a que llegaran a la final. ¿Los echaremos de menos mañana? No.

Aires ska, faldas típicas y una actitud gamberra para los representantes griegos, que sí lograron su pase a la Final de Eurovisión de mañana y cuya canción 'El alcohol es gratis' parece toda una declaración de principios.

Estamos desolados. Que el duo macedonio formado por la veterana Esma y el joven Lozano se hayan quedado a las puertas de la gran final eurovisiva de mañana nos parece una noticia terrible. Habíamos puesto tantas ilusiones en esta pareja que nos recordaba mucho a un posible duo entre María Jiménez y David Civera que no nos hemos repuesto todavía. ¿Les echaremos de menos mañana? Sí, por supuesto.

La potencia rockera del grupo albanés tampoco estará en la final de Eurovisión de mañana. Una mala noticia para los proveedores oficiales de laca del festival.

El duo letón que más ha hecho por la reivindicación de la purpurina en tiempos revueltos NO pasó a la final. Si George Michael y su compañero de Wham! hubiesen atracado alguna vez una mercería en Lituania, es seguro que habrían inspirado la estética de esta pareja.

'Georgia in our mind' todo el tiempo. Pero en nuestras peores pesadillas. Culpa de la melosa balada que se marcó esta empalagosa pareja y del espantoso vestido que lucía ella, una especie de fantasía perversa de algún diseñador malvado pasado de jarabe para la tos (seca, por supuesto).

Trajes regionales reinterpretados y percusión a lo loco acompañada de un gaitero un tanto mugriento. Por suerte, no pasaron a la final.

Una de nuestras favoritas. Aires de diva, ritmos contemporáneos y muchas posibilidades de funcionar musicalmente más allá de Eurovisión. La típica canción que haría que Mette Marit se calzara un chándal y volviera a hacer de las suyas. ¡Claro que estará en la final de mañana!

Modernidad discreta y calma escénica para un intérprete que nos ha convencido por su apuesta poco eurovisiva. Gracias a todos por haber hecho que pase a la final. Nos encanta. No ganará, lo sabemos, pero nos encanta. Rollo 'hipster' global.

Eliminados. Es lo único bueno que podríamos haber escrito de ellos. Pero no: pasaron a la final. Incomprensible.

La representante israelí, un cruce perfecto entre la Rosa López en el Festival de Eurovisión 2002 y Nana Mouskouri vestida por el estilista de Kim Kardashian, NO consiguió el pase a la final del sábado. Lo sentimos por ella, pero lo sentimos mucho más por una de sus coristas con pelo afro, que nos chiflaba.

La cantante de este pequeño país tampoco logró el paso a la final del sábado. La geopolítica internacional no se verá afectada por ello, suponemos.

Gian Lucca, que parece un muchacho estupendo y un yerno ideal, SÍ estará mañana en la final con su tonada naif y sus mejores intenciones. Confíamos en que el chalequito se lo deje en casa.

Es una de sus favoritas con su 'Marry me, marry me' ('Cásate conmigo, cásate conmigo') su look madonniano a lo 'Like a virgin' pasado de licor de patata y su bonito gesto final: un beso en los labios con una de sus bailarinas. Una buena forma de reinvindicar que el gobierno de Finlandia apruebe el matrimonio igualitario. Nos gusta.