"No se cortaba nada y le decía las cosas al rey sin paños calientes". Son unas palabras pronunciadas por Carmen, hija de Queca Campillo, una de las inesperadas protagonistas de 'Sálvar al rey', el documental de HBO Max que recorre los detalles desconocidos de la vida del rey Juan Carlos. Una frase que transmite la fuerza, la energía arrolladora de una mujer que estuvo al lado del emérito durante tres décadas, de manera incondicional, pero también con discreción, una actitud muy valorada por el monarca. También nos habla de la confianza y fidelidad inquebrantables que encontró Juan Carlos de Borbón en la reputada fotógrafa, considerada una de las mejores cronistas gráficas de la Transición.

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Queca Campillo falleció en 2015 a consecuencia de un cáncer, pero gracias a las memorias que dejó grabadas antes de morir y los testimonios de su hija Carmen y compañeros de profesión recogidos en 'Salvar al rey', se configura un preciso documento sobre el estrecho y especial vínculo que existía entre ella y el rey. Si bien ninguno lo afirma claramente, sí que se desliza que pudieron mantener una relación sentimental.

Queca y Juan Carlos se conocieron en la década de los 80 cuando ella estaba casada y su hija Carmen era solo un bebé. Su relación empezó gracias a Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa Real de 1990 a 1993, quien lo disponía todo para que ambos se encontraran en una furgoneta aparcada en el monte de El Pardo (Madrid), momentos que ella recordaba con mucho cariño.

"A veces llamaba a casa y sabía que era él, que era el rey preguntando por mi madre, tuvimos que acostumbrarnos a su presencia en nuestras vidas", explica la hija de Queca ante las cámaras. Los cálidos mensajes que le dejaba Juan Carlos de Borbón también manifiestan la alta estima que tenía por Queca, una mujer muy atractiva, de larga melena rubia y un entusiasmo contagioso. También de una manera de ser muy directa y contundente que la convirtieron en una de las mejores de su profesión.

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El papel de Campillo no era solo de confidente, sino también de 'visagra' entre él y la prensa. A través de ella se enteraba de todo lo que se iba a publicar de él, le permitía frenar información, pero también controlar lo que quería que apareciera en medios. Que la destinaran siempre a todos los viajes del rey, despertó las suspicacias de sus compañeros de su profesión. Aunque la discreción entre ellos primaba, las imágenes que ilustran la serie documental muestran la sintonía que había entre ellos, en recepciones, viajes oficiales o navegando en El Bribón. No en vano, Queca fue la única que pudo hablar con el rey durante el Golpe de Estado de 1981. "Todo está bien", le aseguró en aquella ocasión desde el otro lado del teléfono. Con lo que nunca estuvo tranquila la intrépida periodista fue con la presencia de Corinna Larsen en la vida del emérito. "Esta mujer le va a hundir", llegó a decir Campillo.

En ella también depositó su confianza y encargó 'sabotear' la relación de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, aunque finalmente dio un paso atrás. Queca conoció siempre la relación del rey con Marta Gayá. A pesar de que siempre le dijo que era "la única en su vida", Campillo le ayudó a mantener en secreto aquella relación y nunca se sintió amenazada por ella.