Fueron más de dos semanas las que Ernesto de Hannover permaneció hospitalizado. De esos días, gran parte del tiempo lo pasó en la Unidad de Cuidados Intensivos, luchando por salir adelante.
El 21 de abril, a eso de las 15 horas, el príncipe alemán, de 71 años, recibía el alta médica. Su estancia en la clínica Ruber había llegado a su fin, pero esto no indicaba que su mejora acabase ahí. Empezaba entonces la recuperación en casa.
La revista Bunte ha tenido acceso a cómo han sido estas dos semanas desde que el todavía marido de Carolina de Mónaco regresara a su hogar en Madrid. El medio germánico asegura que “el príncipe de Guelph debe tomarse las cosas con calma y está siendo atendido en casa por un especialista”.
El regalo romántico de Ernesto a su novia
Además de seguir en casa con el tratamiento, tal y como indica la revista, Ernesto de Hannover procura mantenerse activo. Le gusta salir a pasear y lo hace siempre acompañado de su bastón o un andador, debido a los problemas de movilidad que presenta a raíz de una intervención de cadera que también tuvo lugar este mismo año. Y es que 2025 está siendo un año difícil, en lo que a salud se refiere para Ernesto.
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Bunte también desgrana cómo fueron las primeras horas del marido Carolina de Mónaco tras obtener el alta. Los reporteros pudieron ver cómo Ernesto paraba en una floristería y compraba uno de los más grandes y llamativos. ¿La destinataria de semejante arranque romántico? Su actual pareja, Claudia Stilianopoulos.
Ernesto y Claudia, hija de la icónica Pitita Ridruejo, mantienen una relación desde 2021. Se conocieron en una fiesta en Ibiza y él se sintió atraído de inmediato por esta interesantísima y culta experta en arte. Tras este encuentro, llegaron las intensas citas y, con ello, atreverse a dar el paso definitivo, una mudanza a Madrid.
El príncipe se animó a dar el paso porque, por un lado, está completamente enamorado de Stilianopoulos, pero, además, se da la circunstancia que su hijo mayor, Christian, también vive en la capital, donde se ha establecido junto a su mujer, Sassa de Osma y sus tres pequeños.
Ernesto quiso agradecer a Claudia todos los cuidados que le había estado brindado a lo largo de sus semanas de ingreso. Noches de desvelo y días de angustia, en los que la de raíces griegas apenas pudo saber nada de su novio, puesto que en la UCI no podía estar al lado de su pareja y solo podía saber de él a través de los doctores.
Para seguir celebrando el alta, nada mejor que una comida, aunque fuera tardía. Ernesto reservó en uno de sus restaurantes preferidos, en concreto, el del Hotel Rosewood. Un pequeño gran homenaje para festejar la vida.