Matilde de Bélgica deslumbra en el palacio Gran Ducal

Los reyes belgas se encuentran realizando una visita de Estado a Luxemburgo, país con el que mantienen una estrecha relación de amistad

Gtres

16 de octubre de 2019, 14:53

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No es ninguna novedad la fantástica relación que existe entre los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, y los duques de Luxemburgo. Por ello, una vez más los monarcas han viajado hasta el país vecino, invitados por María Teresa y Enrique, para realizar una visita de Estado que durará tres días. Se trata del décimo viaje que los monarcas belgas realizan al país luxemburgués desde la investidura como monarca del rey Felipe en el año 2013.

El evento más destacado de este viaje sucedió la noche del martes: una cena de gala que tuvo lugar en el palacio Gran Ducal y a la que también asistieron Guillermo y Stéphanie, los grandes duques herederos. Para la velada, las tres parejas escogieron sus mejores atuendos. Los hombres vistieron uniformes de gala, y las mujeres optaron por espectaculares vestidos adornados con joyas muy especiales.

La reina Matilde de Bélgica deslumbró con un vestido en color buganvilla con transparencias y pedrería. Sobre su cabeza lució una fabulosa tiara del imperio belga, también conocida como la tiara de las nueve provincias belgas, después de que a la base y los once diamantes originales se les añadiera unos triángulos enmarcados. Se trata de una pieza que representa las nueve provincias del país, además del Congo y la ciudad de Bruselas, y que la monarca escoge en ocasiones muy especiales. Para completar el estilismo, Matilde escogió dos pulseras, un anillo de zafiros y pendientes de perlas.

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Por su parte, María Teresa de Luxemburgo escogió la tiara belga con diamantes en espiral. Tras su reciente operación de rodilla, la royal apareció en la velada con un aspecto muy saludable, y optó por un vestido verde de Carolina Herrera que coronó con la brillante diadema. La pieza en sí se trata de un regalo de bodas a la princesa Josefina Carlota de los belgas del Banco Nacional de Bélgica y fue la pieza elegida para coronarse el día de su enlace con el gran duque heredero Juan de Luxemburgo. Este pequeño homenaje a sus invitados está compuesto por espirales de diamantes que rodean un fabuloso diamante, de gran calibre, en la parte central.

En cuanto a Stéphanie de Luxemburgo, la joven escogió para la cita un vestido en tonos crema cuajado de bordados en oro. Sobre su cabeza lució la tiara en forma bandeau de amatista y perlas a juego con unos espectaculares pendientes y pulsera

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Antes de comenzar la cena, los dos soberanos dirigieron unas palabras a los presentes, entre los que también se encontraban Fernand Etgen, presidente de la Cámara de Diputados, y Xavier Bettel, primer ministro. Además, realizaron un brindis y disfrutaron de una suculenta gastronomía en la que no faltaron deliciosos postres. La mesa, cuidadosamente adornada con candelabros y velas, consiguió que la noche fuera aún más inolvidable.

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A pesar de que, por motivos de salud, no estaba previsto que María Teresa de Luxemburgo acudiera a la cena, la royal no quiso perderse este visita tan especial. Por este motivo, en las fotos oficiales en las que todos los asistentes están de pie, ella permaneció sentada.

La buena relación entre el rey Felpe y el gran duque Enrique, que son primos, se muestra de nuevo en esta visita. Se trata del primer viaje oficial de un jefe de Estado de Bélgica desde 1994, cuando lo hizo el recién coronado rey Alberto. Durante los tres días que durará el viaje los monarcas visitarán el Ayuntamiento de Luxemburgo y el centro militar de Diekirch, donde pasaron revista a las tropas.

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