Meghan Markle y el príncipe Harry han hecho su reaparición pública en Londres dos años después de romper con 'la Firma'. Los duques de Sussex, que no estuvieron invitados al tradicional posado en el balcón en el Trooping the Colour celebrado ayer, pero no perdieron detalle desde una estancia contigua, han querido participar en los actos del Jubileo de Platino que conmemora los 70 años del reinado de Isabel II. Este viernes han escenificado su "reconciliación" con la soberana y el resto de la familia real británica asistiendo a la misa de Acción de Gracias que ha tenido lugar en la Catedral de San Pablo. Una aparición en la que Meghan Markle y el príncipe Harry han tenido que hacer frente con la mejor sonrisa a un momento especialmente incómodo y bochornoso, entre fuertes abucheos y aplausos.

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Más de dos años después de que se materializara el Megxit, los duques de Sussex han vuelto a Londres en un regreso gestado en la visita exprés a la reina en abril. Aquel viaje fugaz sirvió para limar asperezas y allanar el camino para los actos del Jubileo de Platino, donde han participado en su nueva situación ya no como miembros con deberes para con la corona británica. Ayer jueves, durante el Trooping the Colour fueron apartados del tradicional posado en el balcón, y este viernes, han sido ubicados fuera de los asientos reservados para la familia real en la Catedral de San Pablo.

El oficio religioso de hoy en honor de la reina Isabel II no ha podido contar con la gran protagonista estos días debido a "molestias" que empezó a sufrir tras una primera jornada de celebraciones de emociones intensas. Sin embargo, la anécdota del día ha sido el polémico recibimiento con el que los miles de británicos, apostados en los alrededores del templo desde hacía horas, han sorprendido a los Sussex. La reacción del 'pueblo' al verles aparecer sonrientes y impecablemente vestidos refleja perfectamente lo que ha supuesto la ruptura del matrimonio con la reina y la familia real.

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Meghan Markle

Abucheos espontáneos que también los aplausos intentaban sofocar sin éxito. Toda una metáfora de cómo ha divido a la sociedad británica y a los Windsor el Megxit. La gran pregunta que sobrevuela ahora es: ¿qué ocurrirá mañana en el cumpleaños del primer año de vida de la pequeña Lilibet? Por el momento, se trata de una celebración privada durante el Derby de Epsom, que estará marcado por las ausencias de la reina Isabel II, que ha conocido a su bisnieta en un almuerzo también privado, y de los duques de Cambridge. Una decisión, sin duda, nada inocua que indica el largo camino que queda para restaurar el dolor sufrido en esa familia.