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Jesús no se conforma con que nos alojemos en una modesta casa de huéspedes. Decide que me quiere llevar a la isla donde se grabó un 'Supervivientes' de la edición americana. Pues hala, allá vamos. Llegar en un barco que me mueve hasta mi primera papilla, montar en caballo, atravesar senderos complicados, ponerme de barro hasta las cejas, cenar con los dedos, dormir en una tienda de campaña. Lo confieso: las travesuras de Calleja me han dejado exhausto. Hacía tiempo que no estaba tan cansado. Creo que necesito unos días para asimilar todo lo que he vivido. En cualquier caso, tengo clara una cosa: volvería a hacerlo. Y otra: desde aquí, toda mi admiración a los equipos técnicos que graban estos programas. Llueva, truene o haga un sol de mil naricesallí están siempre ellos, sin quejarse, sin mostrar jamás ni un ápice de cansancio. Repito: toda mi admiración.