Lo de Hazte oír y lo de los autobuses resultaría cómico si no fuera tan trágico. Nos escandalizamos de que Trump haya ganado en Estados Unidos cuando aquí existen numerosas asociaciones que si no estuvieran atadas en corto nos obligarían a ir a misa de doce y a tener sexo únicamente para procrear. Cosa esta última que a los gays tampoco nos vendría tan mal porque a veces por pereza dejas un poco de lado el mundo de la penetración.

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Si hay algo que determinado tipo de gente no soporta es la libertad. No pueden tolerar que los demás intenten vivir la vida cómo les dé la gana porque a lo mejor ellos viven en un entorno familiar repleto de dogmas, normas y presiones. En definitiva, de oscuridad. El progreso llegó hace tiempo para quedarse pero hay que estar permanentemente alerta para que los guardianes de las buenas costumbres no nos impongan una moral restrictiva y, por encima de todo, aburrida.

El viernes por la mañana, mientras veo a mi Ana Rosa, sale Toño opinando acerca de aquellas declaraciones de Alba que venían a decir que a Feliciano podrían irle los tíos. Sanchís, prodigio de fineza intelectual, dijo con todo su papo: “Por lo que yo sé Feliciano es bastante hombre”. Es decir, que según el fino pensamiento de Toño los gays no somos hombres. No contento con tamaña demostración de razonamiento acartonado remató señalando que el tenista “daba bastante la talla” en cuanto a relaciones sexuales con mujeres. Creo que al final resulta muy positivo que salgan a la calle autobuses como el de Hazte Oír porque gracias a ellos queda retratada la gente que inconscientemente les apoya. Y además nos obligan a estar alerta para que los habitantes de la caverna ideológica no impongan su ley.