Por LUIS NEMOLATO

 

Es actor por vocación. Más que actor, artista. Artista no en el sentido folklorero del término, que a lo mejor también, si no en el literal, el que proviene del sustantivo arte. Para José Luis García Pérez ser actor es algo más que aprenderse un guión e interpretarlo a la perfección, es ser alguien comprometido con el arte, con el ritual del arte. Quizá eso le viene de sus estudios de Prehistoria. Ese plano de un hombre dibujando en una pared una escena de caza mientras que en el contraplano otros se enfervorizan ante el deseo de cazar es el origen de lo que él busca con su trabajo. Porque José Luis habla mucho de trabajo. Razones no le faltan. La serie 'Vive cantando' sigue siendo líder en la televisión donde es un rostro más que visible porque también le ha brindado su cara y sus gestos al abuelo del Rey, a Don Juan. En el teatro, para no confundirse de nombre, será el Tenorio. Blanca Portillo le dirige y ése puede ser su sueño. Dirigir, pero cine. Teatro ya lo ha hecho, aunque un corto también... Su última parada, por el momento, es la del largo.

 

Estás mucho más delgado, José Luis.

Es que quería primero un cambio físico para mí. Me apetecía mucho. He cambiado mi alimentación. El deporte siempre ha estado muy presente en mi vida, ahora también, pero lo he multiplicado por 20. Y cuando aprendes a comer, aunque no quieras, pierdes peso.

 

¿No tiene nada que ver con un papel nuevo?

Don Juan Tenorio.

 

Ahí quería yo llegar.

Tanto Blanca (Portillo) como yo queríamos un estado físico concreto.

 

¿Cómo es este nuevo Tenorio? ¿una adaptación?

Qué va, es el Don Juan al uso. El texto es el original. Íntegro. En verisión de Juan Mayorga que ha arreglado la parte más ripiosa, pero, por lo demás, es el texto de Zorrilla, pero el cambio de paradigma es que, hasta ahora, parecía que el héroe español por excelencia dice en su primer monólogo que ha matado a setenta y tantas personas y ha vendido a no sé cuántas mujeres, partiendo de eso, el personaje no es un héroe romántico al uso. Esa es la nueva versión. Un punto de vista nuevo. Y luego, que el montaje es muy potente en su modernidad.

 

¿Es la primera vez que te enfrentas a este clásico?

Es un reto. No en sentido estricto. Hace muchos años rodé una película, 'Amar y morir en Sevilla, donde hacía de Luis Mejía, así que sí, es la primera vez que soy Don Juan.

 

Tela

Joder que sí. Entre el personaje, la obra que es y Blanca Portillo, es como si te pusieran el listón del salto con pértiga cinco centímetros más alto, a ver qué tal. Acojona mucho, pero motiva un montón.

 

Pero saltas con red, ¿no?

Una red relativa. Al final, tienes que salir ahí y enfrentarte al público. La red la tienes que construir tú.

 

No es televisión, eso está claro.

Son ámbitos totalmente distintos.

 

Y tú te mueves como pez en el agua. Y ahora, por partida doble.

En 'Vive cantando' queremos tocar el alma de la gente. Es una serie pequeña de presupuesto pero grande en emociones. 'El Rey' es una super produción y, ahí, la intención es la de hacer una especie de 'El Ala Oeste de la Casa Blanca' a la española. Es una serie muy potente, que cuenta cosas que no estaban contadas y que la mayor parte de la gente desconoce.

 

Pese a ser un personaje real, eso, lo de tener un referente que todos hemos visto en un telediario por ejemplo, debe de ser complicado.

A mí me encanta poder enfrentarme a personajes que han vivido o viven. Me gusta escarvar en sus circunstancias reales. No tener que inventarlas. Las tienes ahí y solo tienes que profundizar en eso y en su contexto histórico. Y éste era un reto que me obligaba a interpretarlo desde los 30 años hasta que muere. Un reto para mí y para maquillaje y peluquería porque Don Juan se no parecía en nada a mí. Así que me tocaba tres horas de maquillaje y una de desmaquillaje. Todo el mundo se iba a casa cuando terminaba el rodaje menos yo, que me tocaba quedarme otra hora más.

 

Don Juan, no obstante, es un personaje de nuestra Historia bastante desconocido, ¿no?

Totalmente. Así que aparte de la investigación documental me tocó encontrar el espíritu del personaje, su motor en la vida, qué era lo que le movía a hacer las cosas, era lo único que podía hacer para, interpretándole, la gente dijera 'Coño, pero si es verdad, es él'.

 

¿Y qué motivaciones eran esas?

Un deseo muy importante. Tengo la sensación de que Don Juan vivía en otra época, que su visión de la monarquía venía arraigada de más atrás. Tenía algo que ver con el deber de la monarquía y, por supuesto, con los haberes. Con el peso de la responsabilidad. Y creo que esa responsabilidad la llevó hasta las últimas consecuencias.

 

¿Estaba desfasado?

Vivía un poco fuera de época. Y luego, que se encontró cara a cara con el dictador Franco y esa rivalidad fue un motor en su vida.

 

Especialmente cuando Franco proclamó a su hijo con Delfín, me imagino.

Le salió mal la jugada. Don Juan se trajo al niño a España como una forma de acercar la monarquía a la sociedad española y lo que sucedió fue que Franco se acercó demasiado a su hijo. Eso le trajo muchos conflictos internos, políticos y personales.

 

Es raro, pero a esa parte de la Historia de España nunca llegamos en el cole. 

Es muy poco contada. Yo estudié Historia y aún así, cuesta que te la expliquen. Pero, apartando mi propio punto de vista sobre la dictadura, o sobre la democracia o la monarquía, éste es un trozo de la Historia de España muy ficcionable. Pasaron mil cosas. Es como 'El Ala Oeste de la Casa Blanca', incluso como 'Juego de Tronos'. Es muy dramático y muy dramatizable. Como españoles, nos merecemos conocer más de nuestra Historia reciente. Los americanos lo hacen muy bien. Cuenta su historia casi de manera inmediata.

 

Es una buena manera de mezclar tus dos pasiones: historia e interpretación. ¿Cómo pasaste de ser estudiante de Historia a actor?

Siempre me ha gustado mucho viajar. Hablando de motores de cada uno, el mío es el viaje. Entre BUP y COU estuve viajando mucho y cuando volví tenía la duda de si hacer periodismo o Historia. No sé muy bien, pero me matriculé en Económicas. Fue un fracaso absoluto. Los numeros no son lo mío y si me apuras, la economía y yo no nos llevamos muy bien. Pero había un grupo de teatro. El teatro me abrió las puertas a lo que hasta ese momento era un afición, pero no desde el punto de vista del oropel o la fama, si no del creativo.

 

A ti el oropel y la fama...

Es que creo que es algo que se inventa. Somos todos personas normales. Absolutamente normales. El glamour solo sirve para vender. Y el que se cree una estrella o se cree algo distinto a los demás es que viene tonto de casa. Creerte algo es tener una carencia.

 

Pero ser actor, ser siempre juzgado por un publico, para bien o para mal, debe construir un ego, como poco, diferente al de los demás.

Ser actor es un trabajo como el que hacemos todos. Una estrella es quien salva vidas.

 

Pero un actor...

Si sí... Yo también creo que el actor es algo más que el que se aprende un guión. Creo en la profesión en el sentido clásico de la profesión. Un acto debe de ser alguien muy formado que al igual que puede interpretar, pueda dirigir, escribir... Ser algo más que uno que sale en la tele.

 

Tú haces todo eso

Sí. Produzco teatro, he dirigido un corto, dirijo teatro... Ahora mismo estoy haciendo la adaptación de un texto clásico del teatro escandinavo del XIX.

 

¿Un Ibsen?

No, pero anda por ahí. Me encanta contar historias y tengo como meta poder dirigir una película. Es que dedicarme a esto no puede ser solo aprenderte un guión. Eso para mí sería francamente aburrido y no hay nada que me dé más terror que aburrirme. Eso no me puede pasar a mí. Me saldría moho.

 

Trabajando tanto uno no se puede aburrir.

Empecé con 22 años y hasta ahora no he parado.

 

Eso más que suerte es un milagro...

Tengo que dar gracias porque es mucha suerte. Uno se la curra también, eh. Pero existe el factor suerte por supuesto. He logrado vivir de esto y he visto como mucha gente con talento y con muchas ganas perdieron la fe. A fin de cuentas, todos tenemos que llevar comida a casa. Yo, en cambio, soy una persona afortunada. Hay que buscarla y trabajarla, pero vi la luz y no he vivido nunca en la oscuridad.

 

Tan afortunado eres que compites contigo mismo en distintas cadenas

No soy de ninguna cadena y es una pena esa competencia de las audiencias. En realidad, los actores no competimos, compiten las cadenas con sus productos. Yo me niego a competir con mis compañeros de profesión a los que quiero y respeto.

 

Es un tópico, pero ¿en qué medio te encuentras más cómodo?

Me siento cómodo trabajando. La tele te da una inmediatez absoluta, mucha rapidez de trabajo, mental y con el público, te metes en sus casas y comes y cenas. El cine te da la posiblidad de trabajar sutilmente, de ser un francotirador de las emociones, pero el teatro... El teatro es la comunión con el otro. Eso es impagable. En el teatro eres un acróbata de las emociones. Es un viaje casi terapeútico. Haces una función y te cambia el día. Tiene algo espiritual, sagrado. Es un ritual que te hace sentir más humano. El  rito del teatro nos acompaña desde el principio de los tiempos.

 

Jo, pero hay actores que jamás han hecho teatro.

El teatro es muy esclavo. Implica muchas horas... Si haces teatro es dificil compaginarlo con otros proyectos. Tienes una obligación horaria y ganas menos... Eso influye. Todos somos comodones y el teatro es muy incómodo.

 

Y lo inestable que debe de ser la vida farandulera...

Tiene un componente de inestabilidad que te obliga a buscarte la estabilidad pero en ti mismo y eso, como te coja bajo de forma, puede hacerte mucho daño. Esta es una industria muy bipolar. Hoy tienes éxito, mañana un fracaso atroz. Llevarte a tu vida personal esos tumbos es una putada. Así que hay que relativizar las cosas. Ni eres el mejor del mundo ni eres el peor del mundo. Tú eres tú.

 

Complicado...

Una vez, Cesáreo Estébanez, cuando me salió una prueba mal y estaba llorando, me dijo. Oye, ¿que no eres bueno? ¿Qué actor te gustaría ser a ti? ¿Gary Cooper? Y yo dije: Gary Cooper estaría muy bien, sí. Y me contestó: pues Gary Cooper está muerto. Así que, visto así, eso te obliga a ser tú, con lo bueno y lo malo que tengas.

 

¿Eso es lo peor de tu profesión?

También están las envidias, pero eso es malo en el mundo en general. La envidia es de lo peor que se puede sentir.

 

También está que te preguntemos por tu vida privada, que no lo llevas bien...

(risas) Es que no termino de entender cuál es el interés publico por la vida privada de un actor cuando hay gente que vive por y para esa vida pública. ¿Dónde está el interés de verme pasear un perro?

 

En que como te metes en la casa de la gente, esa gente quiere saber más de ti después de verte en una serie...

La curiosidad la entiendo, pero ¿el cotilleo? Igual que esas personas que me ven en la tele, yo también tengo vida privada

 

Pero ellos no son famosos...

Mira, siempre me preguntan, ¿qué serie se ve en casa: 'B&B' o 'Vive cantando'? ¡Pero si tengo dos teles! (la novia de José Luis García Perez es Cristina Alarcón, actriz de 'B&B'). Yo no hago nada diferente al resto...

 

Y ¿cómo es enamorarse de una actriz?

Enamorarse de un ser humano.

 

Recuerdo que una actriz me decía que con un actor nunca se sabe si te dice la verdad o miente...

Yo, para mentir, cobro. Aparte, se me da fatal. Actuar es otra cosa, todo es mentira, pero tú no estás mintiendo. Y enamorarse de un actor en enamorarse de otra persona con la que compartes algo más. A veces, eso que compartes, las conversaciones en torno al trabajo, es lo que menos interesa. Te sueles enamorar de la otra parte de la persona, que es la que a ti te hace sentir mejor evadiéndote de todo y expandiendo el espíritu. Que eso es lo que hace el amor, te hace más grande. Ya tenemos bastante con el trabajo como para que el amor también se convierta en eso.

 

Antes hablabas de metas y sueños, ¿el tuyo?

Me encantaría rodar una peli como director. Esa es una meta, un sueño, pero no es algo a largo plazo, porque si no, te condiciona todo el camino. Me gusta vivir el viaje. Me dejo llevar pero por la vida que yo dirijo. Y en la vida privada pasa lo mismo, es una senda que vas construyendo con tus pasos. Yo estoy muy feliz con mi vida. Ni quiero vivir en Hollywood ni queiro tener una familia con seis hijos, o al menos por ahora. Me parece algo muy lejano. Prefiero vivir la vida día a día. En eso, soy muy Simeone. En el camino está la felicidad. La meta es mejorar mañana, y pasado, ya llegará pasado. ¿Le doy muchas vueltas a esto, verdad?