Juan del Val (54 años) ha pasado de estar en la sombra a ser un rostro televisivo habitual. Cada jueves comparte sus polémicas opiniones en la tertulia que comparte en ‘El Hormiguero’ (Antena 3) con Nuria Roca, Cristina Pardo, Tamara Falcó y Pablo Motos. Los fines de semana lo hace en ‘La Roca’ (LaSexta). También se le ha visto en el rol de jurado en ‘El Desafío’. Lo hace sin olvidar su faceta como escritor. Pero, ¿qué hay detrás de este paso al frente?
Lecturas ha hablado con Ana Jiménez, experta en imagen, para desgranar la evolución que Juan del Val ha tenido en los últimos años.
“De ser una figura en la sombra a convertirse en un pilar de la opinión pública, su trayectoria es un testimonio de cómo la autenticidad y la capacidad para gestionar la fricción pueden construir una influencia duradera, incluso al lado de una comunicadora del calibre de Nuria Roca”, apunta Jiménez.
Nuria Roca y Juan del Val se conocieron en 1998. Ella era presentadora de ‘Waku, Waku’; él, un reportero decidido a entrevistarla. “Juan del Val ha sabido surfear por diferentes fases públicas con una maestría notable. Aquellos años 2010 lo vieron centrado exclusivamente en sus publicaciones como escritor: obras serias, cultas y bien recibidas por la crítica. Su proyección estaba anclada en el prestigio literario, un pedestal intelectual que pocos logran escalar”, señala la experta en imagen.
El "polémico" Juan del Val
El cambio se produjo en el año 2019. “El periodo 2019-2020 marcó un giro estratégico. Del Val comenzó a abrirse camino en programas de actualidad, transformando ese conocimiento estructurado en algo mucho más útil para la televisión: una estrategia comunicativa que genera debate”, comenta Jiménez, haciendo referencia al “polémico Juan del Val”. “Aquí reside la clave de su singularidad: Del Val es un ejemplo peculiar, y muy interesante, de celebridad culta pero popular. Se permite el lujo de, de vez en cuando, bajar del pedestal literario y meterse de lleno en las tertulias más mediáticas”, añade.
Atresmedia
Sus comentarios astutos y elocuentes han generado todo tipo de reacciones. Son muchas las ocasiones en las que Pablo Motos ha mencionado las críticas que ha recibido a través de las redes sociales. “Lo hace con una virtud poco común: dice lo que piensa sin disfrazarlo para gustar. Su tono, por momentos provocador, cumple una función estratégica muy clara: no busca encajar, busca despertar. Eso hace que sus declaraciones nunca pasen desapercibidas. Son como un pequeño seísmo en el sistema de lo políticamente correcto, generando ese sentimiento de "no me gusta esto, pero tiene razón" que lo ha convertido en una presencia habitual en los platós”, señala.
En una sociedad donde lo correcto es no molestar, Juan del Val se ha posicionado como la voz disonante. “Estamos ante uno de los pocos casos donde el conflicto se convierte en herramienta de visibilidad sin ser destructivo. Juan del Val no busca la polémica vacía, sino el pensamiento lateral. Ahí reside parte del valor diferencial de su marca personal: decir lo que muchos piensan y pocos se atreven a verbalizar”, asegura.
¿Tiene costes esta estrategia? “Por supuesto. Sus opiniones han sido criticadas, discutidas... Sin embargo, ahí es donde se confirma que su marca es fuerte. Porque una marca personal poderosa no necesita agradar a todos; necesita ser coherente, reconocible y capaz de sostenerse cuando el viento sopla en contra”, enumera. Juan del Val lo consigue. “Él sabe perfectamente lo que comunica y cómo lo comunica, como demuestra en una de sus publicaciones en Instagram (febrero de 2025), donde ironiza: ‘Aquí va el polémico de la semana pasada, que lo tenía pendiente’”.
Una voz propia muy polémica
“En pleno 2025, hablamos de un personaje mediático consolidado que ha hecho de su opinión una herramienta de posicionamiento. Su autenticidad no reside en su perfección, sino en su voz propia. Se muestra sin sobreexponerse”, explica Ana Jiménez. Otra muestra clara de su estrategia es su feed de Instagram: “Salta de vídeos de sus colaboraciones a fotos naturales, sin filtros, sin postureo. Casi podríamos decir que es el anti-influencer con más influencia de su entorno, habiendo expresado en otras ocasiones su opinión crítica sobre estos creadores de contenido”.
Juan del Val también es conocido por su vida personal. Su relación con Nuria Roca ha copado titulares y sigue haciéndolo. “Su vida personal no es un anexo artificial a su marca, sino un complemento natural. Su relación con Nuria Roca no le resta espacio ni protagonismo. Todo lo contrario: han construido juntos un tándem sólido y moderno, en el que cada uno brilla sin eclipsar al otro. Ella tiene una carrera consolidada. Él, una voz que ha ganado su espacio y autoridad. Se complementan, pero no se condicionan. Eso es precisamente lo que hace que funcionen tan bien: no intentan ser perfectos, solo auténticos”.
En definitiva, Juan del Val representa una marca personal construida “desde la coherencia, la fricción y la inteligencia”. “Una marca que no suaviza los bordes para ser digerible, pero que tampoco es provocadora por deporte. Es, sin duda, un ejemplo de cómo una personalidad distintiva puede forjar un espacio propio y relevante en el saturado mundo mediático”, concluye.