En el amor no hay nada escrito. En tiempos de Tinder y Bumble, es difícil identificar quién dice la verdad y quien siemplemente está vendiendo humo. Algo más fiable parece 'First Dates', que cuenta con un extenso y experimentado equipo. Noche tras noche, hacen todo lo posible por devolverle la ilusión a sus comensales. El restaurante ha acogido más de 10.000 citas a ciegas. Muchas de ellas han salido bien, pero, por si acaso este no era su caso, Jymi (21 años) ha creado su propio test para asegurarse de que su cita era un buen muchacho y no "un cucaracho".
Jymi ha llegado desde Barcelona en busca de alguien que acepte que él en la primera noche no se vende. Lo ha hecho con su peluche favorito bajo el brazo, un conejito azul llamado Benahavís, como el pueblo malagueño. "Cuando miro el peluche, me concentro y sé cuál es el camino correcto", ha explicado a las cámaras del dating show. La cita la ha tenido con Mario (18 años), un estudiante y confeccionista de Madrid.
Mario ha apostado por un look atrevido. El claro protagonista era un top palabra de honor de leopardo en tonos verdes y negros. Lo ha acompañado con una falda larga marrón y una gorra militar. Como toque, unas chanclas con forma de pez y unos calcetines de ositos que se encontró "en la basura". La cara de Jymi al verlo ha sido de estupefacción, desconcierto y desasosiego. Casi se le salen los ojos de las cuencas.
"Me parece extravagante, rozando lo vulgar. Cada uno se puede vestir como le de la gana, pero, sinceramente, ¿en chanclas a una cita?, ¿de pescado? No las había visto yo en mi vida. Pero, ¿esto qué es?", ha apuntado a las cámaras de 'First Dates'.
El arriesgado look de Mario ha hecho que la compañía de Benahavís no pareciese tan descabellada. Jymi sí que le ha gustado a Mario, al menos en un primer vistazo: "Me parece un chico muy mono. Me gusta el pelo así decolorado y los dos moñitos me han parecido super cucos".
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El principio de la cita ha estado marcado por el silencio. Una vez sentados en la mesa, la conversación ha empezado a fluir. Rápidamente se han topado con otra discrepancia: la diferencia de edad. "Yo lo que he pensado es si le hacía un ColaCao. Pensaba que era más mayor", ha dicho Jymi, aunque ha terminado confesando que la edad no tiene por qué ser un impedimento para que la cita llegue a buen puerto. A Mario tampoco le ha gustado la edad de su cita, que es del 2003: "Es el año del demonio, el año de todos mis exs. No sé qué pasó ese año, pero algo hizo que naciesen demonios en lugar de bebés".
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Antes de seguir conociéndose, Jymi ha puesto a su cita contra la espada y la pared. "Tengo que hacer el test del cucaracho", le ha adelantado. "¿Qué es eso?", ha preguntado Mario extrañado. Se trata de una serie de preguntas que, según el barcelonés, determinarían si su cita es "un cucharacho o un buen muchacho". Antes de empezar, le ha pedido que conteste con total honestidad. Las cuestiones que le ha realizado han sido sobre cuál es su cita ideal y si la primera noche es de los que desata la pasión o si tiene que conocer más a la persona.
Por la primera pregunta le ha hablado de un sitio de gyozas. "Es que está muy chulo y es bastante barato y como yo soy muy pobre, es como mi plan de tal", le ha contestado. A lo segundo, le ha respondido con bastante sinceridad: "Si es una persona maja y tal, probablemente no sea la primera noche, pero si es un me caes bien, pero no te voy a conocer... pues mira, chica, la primera noche y ya está".
Parece que sus contestaciones han sido suficientes para que Jymi le diese una oportunidad: "Lo ha pasado justo. Vamos a ponerle un 5 pelado". Lo que no le ha gustado es que les haya tocado hablar de política. "Que no estoy en el Parlamento. Estoy en 'First Dates'", ha comentado ante las cámaras. La escasez de opinión del catalán tampoco ha gustado a Mario. Las diferencias entre ellos han sido más que palpables durante toda la cena. Por eso, no ha pillado por sorpresa cuando se han dicho no a una segunda cita.