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Genoveva Casanova. Veo su nombre en un titular y me lanzo en picado. ¡Genoveva es noticia! ¿Cuál será la información bomba que atañe a la querida rubia? ¿Al fin un suceso emocionante que justifique esa popularidad tan incomprensible para mí y para el resto de la humanidad? Respiro hondo y leo…Leo.
Sí, pero…
Me tengo que frotar los ojos porque no doy crédito ¿Qué pone aquí? ¡Genoveva Casanova hace yoga! Que se paren los relojes, que las avionetas que surcan los cielos detengan su vuelo de inmediato. ¡Yoga, Dios, yoga! No entiendo por qué los telediarios no abren con esta noticia. ¿Será xenofobia porque nuestra amiga es mexicana? ¿Será que los periodistas jóvenes ya no son capaces de reconocer lo que es un ‘scoop’? Pero, tranquila, Genoveva, tranquila. Piensa que aquí estoy yo para que el notición no pase desapercibido. Y, por favor, avísame cuando decidas limarte las uñas, que eso también interesa. Uf, si no estuviera yo para separar el heno de la paja…